El Corte Inglés es un lugar en el que se puede encontrar casi absolutamente de todo, por lo que una de sus principales virtudes es precisamente esto, poder encontrar cualquier cosa que uno busque en un reducido espacio.
La céntrica ubicación de sus centros comerciales, al menos de los que conozco en Sevilla, Madrid, Málaga y Las Palmas, también forman parte del secreto de su éxito, pues se hacen cercanos y accesibles a sus clientes.
Pero el aspecto fundamental, el que más me satisface de esta multinacional, es la gran calidad que atesora su servicio de atención al cliente, con un trato de sus empleados en general amable, profesional y eficaz, que unido a una buena política de devoluciones, imitadas por otros, y que la convierte en el buque insignia de la casa.
Sólo un pero a su atención al cliente, y es que la profesionalidad de sus empleados se ha visto mermada con la aparición de las tiendas de marca, que están regentadas por las propias marcas y que desconocen el producto del vecino y el propio de El Corte Inglés, con lo que los vendedores propios se han visto reducidos y con ello la calidad del servicio, aunque éste sigue siendo bueno.
Como aspecto más negativo de El Corte Inglés, es el precio que debemos de pagar, pues este se encuentra algo sobrecargado con respecto a la competencia.
Tampoco es demasiado fácil el aparcamiento en sus proximidades por tratarse de zonas céntricas, y además, sus aparcamientos cuentan con tarifas distintas según el supermercado que en épocas de compras masivas se tornan insuficientes.