Lidl es un supermercado de los que podríamos calificar como económicos. De hecho, cuando lo pusieron en mi ciudad, hace ya un montón de años, mi familia y yo lo denominamos “el cutre” por varias razones. Por un lado estaba el tema de que no daban bolsas de plástico. Ahora eso es habitual, pero hace años en todos los supermercados te daban bolsas, no te las cobraban. Y después estaba la distribución del supermercado, apenas sin estanterías, pasillos corridos y los productos ahí plantados, con unos carteles de precio cutres de verdad.
Desde luego no es un supermercado para la gente que está acostumbrada a comprar primeras marcas porque no hay demasiadas para elegir. Sin embargo, lo que si que hay son cosas poco habituales en otros supermercados, cosas de otros países, sobre todo alemanas. Puede que la empresa sea alemana, no lo se.
La razón por la que compro alguna que otra vez en Lidl son esas cosas diferentes, esas cosas que no puedes encontrar en otros supermercados o, que si lo encuentras es a un precio desorbitado. En Lidl parece que traen cosas de otros países que aquí consideramos delicatesen, pero que en el país de origen no, así que el precio de esos productos es más que aceptable, incluso barato diría yo, sobre todo en comparación.
Quizá lo peor de Lidl, aparte de la distribución de los alimentos por los pasillos corridos – no hay quien encuentre nada-, es que va demasiada gente para las pocas cajas que hay, así que siempre te toca hacer cola en las cajas. Yo casi tardo mas en la caja que haciendo la compra pero claro, yo compro cosas concretas, no estoy allí para hacer una compra semanal, aunque podría pues hay de todo. Tienen frutería, carnicería, congelados, conservas, lácteos, bebidas… Lo único que echo en falta es pescado fresco, pero al menos lo hay congelado.
Ah, y otra cosa que no me gusta es que no se pueda pagar con tarjeta hasta cierta cantidad, creo que 25 euros. Yo que normalmente no llevo efectivo encima…, pero sabiéndolo no hay problema.