El otro día, ordenando mis viejas cintas (i, habéis leído bien, cintas. Los más jóvenes igual ni saben lo que son) encontré esta de Marco Masini.
Marco Masini es un cantante italiano de letras poco convencionales y voz bastante característica, pero con una trayectoria un poco corta, al menos en nuestro país. De hecho sólo recuerdo este disco en castellano, no se si tendrá mas. Este es el que más fuerte pegó, al fin y al cabo es un recopilatorio de sus mayores éxitos en castellano.
Su estilo es difícil de definir para alguien no muy puesto en estilos de música. Yo diría que es pop mezclado con un poco de rock blandito.
Como os he dicho, sus letras no son típicas, cuentan una historia y no se anda con miramientos a la hora de usar las palabras. No hay eufemismos y no siempre es del todo correcto. No duda en usar alguna que otra palabra malsonante para causar un impacto mayor con sus letras. El problema es que el hombre tiene algo de acento italiano, con lo que a veces chirría un poco en la mente oír ciertas expresiones con ese acento. Parecen estar metidas en la canción con calzador, de manera que es con lo que mas te quedas.
No son las canciones para adolescentes a las que estaba acostumbrado, aunque creo que es el público para el que estaba orientado este disco. Creo que precisamente por eso me gustaba tanto, porque era tan distinto…
Quizá peca un poco de pesimista y de cantar normalmente de forma un poco agresiva. De hecho, uno de los temas más famosos, “Vaffaculo”, arremete duramente contra aquellos que lo criticaban.
Desde luego esa es la mayor de las desventajas que le encuentro al disco, que la mayoría de sus canciones son acusaciones directas a una situación concreta. Al final te deja la impresión de que el cantante es una persona un poquito camorrista, jaja. Y que además te muestra una serie de situaciones a veces deprimentes, como que una mujer te deje porque se va con otro con más dinero, aunque no deja de insultarla por ello (“Bella idiota”). Esa canción me ofende un poco si me paro a analizar la letra. Creo que es mi lado feminista el que se ofende, aunque no he podido evitar tararearla porque tiene algo que la hace pegadiza.
Sin embargo, no dejó de ser un soplo de aire fresco para mi discografía y es que soy de canciones más melódicas y blanditas, con temas insustanciales y este disco rompía con todo eso.