Pure Donna Karan es probablemente la fragancia menos conocida de la marca y eso que por lo menos tiene ya dos años de vida. Yo la conozco básicamente de las muestras que me dan cuando voy a comprarme la clásica y, aunque no me disgusta, tampoco es muy de mi estilo y es que me parece que le falta personalidad, aun sin oler nada mal.
Es una fragancia suave, con toques a vainilla que la endulza un poco y que la hace un poco empalagosa para ciertas ocasiones, sobre todo en los pegajosos días veraniegos.
Los viales de muestra que me dan los guardo para cuando voy de viaje. Menos mal que normalmente no frecuento destinos calurosos, porque si no, no los usaría.
Siendo sincera, no es pegajosa, pero después de pasar unos minutos parece endulzarse en la piel, sobre todo cuando hace calor. Es por eso que sólo la utilizo en invierno o en las frescas noches de primavera. Me apetece esos días en los que corre una suave brisa en los que parece llevarse parte del dulzor. Además, es un poquito especiada, lo que la hace muy especial pero cargante para el verano.
Su principal ventaja es su fijación. A pesar de ser un agua de toilette se agarra a la piel que s un gusto y conservas el olor durante horas, lo cual hace que después de varias horas me encante y es que ya ha suavizado mucho su intensidad.
Yo no me la he comprado ni lo haré, pero para el que le guste el aroma a vainilla es perfecta. Los precios están en el rango de las fragancias de marca. El tamaño de 100 ml cuesta 82 euros, el de 50 ronda los 60 y también hay tamaño de 30, pero no tengo ni idea de lo que vale.