El Hotel NH Gran Hotel de Zaragoza es un hotel que te queda cerca del centro de la ciudad. Justo por eso lo elegimos. Yo detesto tener que recurrir al coche o al transporte urbano para ir en plan turista. Nosotros sólo recurrimos al bus urbano para ir a las afueras de Zaragoza. Varias líneas pasan por delante del hotel.
No es un hotel que te cause mala impresión cuando entras. La decoración es clásica, con toques elegantes que no caen en la estridencia del lujo.
Tampoco me desagradó nuestra habitación porque era amplia, pero sí eche en falta que fuera un poco más luminosa. Por la tarde se veía bastante oscura.
Todo el mobiliario de nuestro cuarto era cómodo empezando por las sillas desde donde veíamos la televisión hasta la cama que tenía un colchón blando, como me gusta a mí.
Lo que llamaba la atención era el contraste entre la decoración clásica de las estancias comunes y la decoración un poco moderna de nuestro cuarto. Tenía unos colores vistosos que daban alegría a un cuarto nada sobrado de luz natural.
Se notaba que la habitación había sufrido una reforma reciente, sobre todo en el cuarto de baño, donde los sanitarios se veían novísimos. Nuestro cuarto de baño todavía olía a reforma.
Lo que me agradó menos fue que no fuera más grande el cuarto de baño. Dos personas dentro estábamos como sardinas en lata.
Tampoco me agradaron los ruidos provenientes de otras habitaciones. De la calle no llegaban ruidos, pero la insonorización con las habitaciones vecinas era deficiente.
Aun así recomiendo este hotel. Es un hotel bien situado, con unos empleados amables y unos precios razonables.