No soy yo muy de turismo por los pueblos, pero de vez en cuando me dejo llevar por mi marido. En esta ocasión fuimos al Hotel Palaterna, en Pastrana, Guadalajara.
Estuvimos como en el séptimo cielo. Spa, buenos restaurantes cerca del hotel, un pueblo tranquilo para pasear en plan romántico...
El desayuno me encantó. Nos sirvieron un pan de pueblo recién horneado que sabía a gloria. Hasta yo que soy de liquidar el desayuno con un café y poco más no pude resistirme a repetir y pedir otro pan.
Era un desayuno muy sano: pan de pueblo, mantequilla, aceite de oliva, zumo de naranja natural, bollería recién hecha.
Es un hotel para pasar un fin de semana en plan tranquilo. El Hotel está en el centro de Pastrana, pero no es nada ruidoso. Es pequeñito. sólo tiene 12 habitaciones en tres plantas. Nosotros estuvimos en la última planta. Estaba hasta los topes cuando nos alojamos.
La decoración es sobria, sin excesos. Tiene mucha madera. Los suelos, también los de nuestra habitación eran de tarima. Desde la ventana veíamos los tejados de las casas de los alrededores. Era una habitación totalmente exterior.
En el cuarto de baño teníamos una columna de hidromasaje. Quedé como nueva tras un baño en la ducha.
Este hotel merece más estrellas de las que tiene. Sólo tiene dos. Sólo por el mobiliario de nuestra habitación, nuevo, bien cuidado, ya merecería cuatro estrellas. Los sillones que había en nuestro cuarto eran mucho más mullidos que sillones que nos pusieron en hoteles de mucha estrella.