No soy muy constante en eso del cuidado corporal. Compro productos porque me emociono pero como siempre voy corriendo, al final la mitad de los días me ducho y pista, pero me gusta probar productos nuevos y este está en mi lista de los imprescindibles, aunque no lo use tan a menudo como debiera.
El formato del producto es muy cómodo de usar y es que viene en tarro, como si fuera una mascarilla de pelo. Es un poquito denso así que puedes coger una buena cantidad sin que se caiga y aplicarla sin problemas.
El grano es de medio a gordo, así que la exfoliación es profunda, ideal para las piernas y la espalda (aunque para esa zona vamos a necesitar ayuda), que son las zonas que más célula muerta acumula, al menos en mi caso.
La sensación inmediata es como de frescor, como si el producto tuviera mentol o algo así. Y después lo que notas es la piel súper suave y lisa, aunque un poquito tirante, así que hay que echarse si o si crema hidratante.
El aroma es casi imperceptible. No tiene perfume y a lo único que huele es a los componentes que lleva.
La única pega que le pongo es el precio y es que una exfoliación corporal se puede hacer perfectamente con zumo de limón y azúcar. Es verdad que la piel no queda tan fresca como con esta, pero es que la inversión es mínima.