Mi madre conserva un Zippo Encendedor antiguo que le regalo mi padre hace una eternidad. Es un encendedor que fue diseñado el año 1932. Mi padre se lo regaló cuando todavía estaban solteros.
Yo también tengo el mío. Un regalo de mi marido. No fumo, pero me es de mucha utilidad para encender velas, sobre todo esas velas perfumadas que tanto compro.
Es un encendedor que tiene una llama que no se apaga. Vale, pues, la pena comprarlo. No se puede comparar su calidad con la de ningún otro encendedor, y menos con la de los que venden a 1 euro y menos en los chinos.
Este encendedor es fiable. Nunca te deja tirada. Es lo que más valoro de él.
Lo que no me gusta mucho es su diseño. Lo encuentro un tanto antiguo. Lo sacas del bolso para dar fuego y te miran como si hubieras salido de tu casa con el encendedor de tu abuelo. Es rectangular en su forma y la parte de arriba se abre. Está fabricado en metal. No rompe ni que lo tires desde un quinto piso a la calle.
Vale la pena tener uno. Un encendedor siempre es útil en casa tanto para encender velas como para encender la cocina o la barbacoa mismo. Yo siempre llevo uno en el bolso aunque no fumo, como os he dicho.
El Zippo Encendedor lo tengo en casa. Si tuviera un diseño más moderno seguro que lo llevaba en el bolso. No es un encendedor que me gusta para sacar del bolso y dar fuego a amigos y amigas fumadores.