Hoy en día puedes encontrar productos de cualquier sitio. En Barcelona descubrí este verano una heledaría que vende helados italianos hechos de forma natural. Ni que decir que están buenísimos.
Son unos helados muy cremosos, como a mí me gustan. Comes uno y te quedas con gana de más. Lo malo es que engordan. Una no puede comer todos los helados que quisiera.
A mis hijas también le gustaron mucho. Ellas son tan heladeras como su madre. Se morían por los helados de chocolate de Amorino. No me extraña porque estaban deliciosos. Me contó la dependienta que el chocolate se lo traen de Ecuador y las galletas de canela proceden de Bélgica.
Amorino tiene cuatro tiendas en Barcelona. Yo descubrí la de la Diagonal Mar y después encontré otra en el centro comercial Las Arenas. Las tiendas tienen una decoración muy francesa: chic, elegante, acogedora, con un ambiente tranquilo y relajado.
En sus tiendas no sólo venden helados. También tienen pasteles, chocolates, granizados, gofres, crepes... Vale la pena entrar en las tiendas de esta cadena Amorino. Y si te interesa montar una de sus tiendas en tu ciudad puedes hacerlo. Amorino franquicia sus tiendas. Lo malo es que necesitas un local bien ubicado. Son productos caros que no venderías en un barrio obrero. Para comprar en Amorino hay que llevar la cartera bien surtida de billetes grandes. Por lo que cuesta un helado en una de sus tiendas compras helados para toda la familia en un supermercado. La calidad te la cobran bien cobrada. No dan sus helados artesanos a precios de supermercados precisamente.