No es el Hotel Travelodge Madrid Alcalá un hotel que recomendaría a turistas que no quieran desplazarse en transporte público. Este hotel te queda algo alejado del centro y tienes que tirar de coche propio o de transporte colectivo para ir a los sitios de mayor interés turístico. Yo lo elegí porque no estaba en Madrid por turismo sino por trabajo.
Es un hotel donde te atienden pronto en la recepción. No hay que esperar horas por la llave de la habitación. Bueno, no llave sino tarjeta, la misma tarjeta que necesitas en el ascensor para que te lleve al piso que quieres ir. No me gustó lo de la tarjeta en el ascensor. Era un lío.
Me dieron una habitación amplia, luminosa, con una cama cómoda y calentita. Tenía una conexión wi fi que iba a las mil maravillas. Lo que no me gustó fue que el suelo fuera enmoquetado. La moqueta siempre me da sensación de suciedad por muy limpia que la tengan. Completaba el mobiliario de la habitación un gran televisor de plasma y un minibar bien surtido junto con un armario que podía ser más grande y un escritorio con una silla.
En el cuarto de baño me dejaron una buena cantidad de gel y champú. No los usé porque llevaba los míos propios. También me habían dejado limas de uñas y gorro de baño.
Cuando bajé a desayunar me encontré con un empelado del hotel que preguntaba el número de la habitación. Debían temer que se le colara gente de fuera del hotel en la sala donde servían los desayunos. Me sentí mal con tanta desconfianza. Por eso no creo que vuelva a alojarme en este hotel. Con tanto preguntar por el número de la habitación y la dichosa tarjeta para que andará el ascensor se me quitaron las ganas de desayunar. Sólo tomé una infusión y un bollo de bollería industrial que no estaba muy fresco.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Hotel Travelodge Madrid Alcalá. Si no te gusta que desconfíen de ti,como es mi caso, en este hotel no te sentirás cómoda.