Lo único bueno de este hostal fue su ubicación. Bueno, y el personal no estaba mal, pero es que la habitación ensombreció tanto todo lo demás que sólo me ha quedado mal recuerdo. Es cierto que sólo pagamos 33 euros por dormir allí, pero es que me parece hasta caro, aunque hay que tener en cuenta que Barcelona es carísimo.
Llegábamos a Barcelona por la noche y nos íbamos pronto por la mañana, así que básicamente necesitábamos un lugar para dejar las cosas y dormir unas horas, pues por la noche íbamos a salir, asi que para eso fue ideal, pero es que la habitación era deprimente, sin ventanas, bueno, una ventana estrecha y alargada por la que entraba un poco de luz pero que no daba a la calle.
El armario parecía como un hueco de ascensor, no lo usamos pues no deshicimos la maleta.
En la habitación teníamos un lavabo y mesita de noche ridículamente pequeña y los enchufes estaban puestos “mírame pero no me toques que me caigo”.
El wifi del hostal no funcionaba mal, aunque apenas lo usamos nada mas que para buscar 4 cosas en el google.
Al otro lado del pasillo teníamos el baño compartido, mucho mejor acondicionado que la habitación. Supongo que hay se molestan un poco mas pues al fin y al cabo tienen que limpiarlo más a menudo y no es igual limpiar madera vieja (que era lo que recubría la habitación) que azulejo. Estaba limpio, pero preferí no ducharme, total, sólo estuve horas allí.
Analizándolo más a fondo, a pesar de la horrorosa decoración (o mas bien la falta de ella) si tuviera que elegir un lugar donde pasar unas horas en Barcelona creo que volvería a repetir pues llegamos tardísimo, caímos rendidos y dormimos sin problemas. La cama no era especialmente incómoda y el sitio estaba limpio y sin ruidos. El ambiente fallaba, pero por 30€ en Barcelona no creo que se pueda pedir mucho mas.
Y encima en la misma puerta hay metro, está a dos pasos de la zona Universitat y de la Avenida Diagonal y de su parada de autobús y en 10 minutos te plantas a pie en Plaza Cataluña, así que si sólo vas a dormir un poco, perfecto.