No hay cosa que más deteste que las pepitas en la fruta. Si puedo comprar fruta sin pepitas no lo pienso dos veces. No me importa que sea una fruta más cara. Mi marido dice que estoy loca. Lo estaré, pero, aunque vaya a un loquero, estoy segura de que la fruta me seguirá gustando sin pepitas.
La primera fruta que compré sin pepitas fueron las uvas. Este año estoy comprando también la sandía sin pepitas. La vi en la frutería y me llevé dos. Son las sandías Bruñó. Están buenísimas. Son unas sandías sabrosas, con mucha agua, sin pepitas, con un color rojo que enamora.
Yo las compro duritas. No me gustan las sandías demasiado maduras. Esto me pasa con toda la fruta. La fruta madura no va con mi paladar. A mi marido y a mis hijas les pasa lo mismo. En mi casa la fruta se come más verde que madura.
Estas Sandías Bruñó las encuentras a vender en muchas fruterías. Yo las compro en la frutería de los supermercados Gadis. No son caras. La semana pasada estaban a 0,99 euros el kilo. Me parece un precio muy razonable.
Salen buenas. A veces te da cosa comprar una sandía o un melón sin cortar porque piensas que te puede salir seco por dentro. No es el caso. Las sandías Bruñó salen estupendas. Ninguna me ha salido mal.
Os las recomiendo. Las sandías Bruñó no tienen pepitas, tienen mucha agua y te aguantan bastante tiempo en casa sin perderse. En todo caso, en mi casa poco tiempo duran. Se comen enseguida. Nos gusta mucho la sandía.
Estas sandías Bruñó tienen la etiqueta roja ribeteada de dorado y con las letras de la marca en color blanco. Por fuera son de color verde botella como todas las sandías. A mí me parece que son más redonditas que las otras sandías. Tal vez sea una manía mía.