A mí no me gustan las casas rurales que son como pequeños hoteles. Prefiero una casa rural para mí sola. Esto lo conseguí en el Centro de Turismo Rural Peña del Águila, donde alquilan una casita rural para cada familia, y así ganas mucho en intimidad.
Las casas son tipo dúplex, un espacio más que suficiente para una familia de cuatro miemboros como la mía. En la nuestra, abajo estaba el salón, la cocina muy ordenadita y el cuarto de baño.En la planta de arriba había una habitación amplia en la que nos habían dejado cuatro camas, una de matrimonio y dos individuales. Estuvimos mucho mejor que un hotel y no pasamos nada de frío gracias a la calefacción central. La calefacción tiene unos temporizadores que mi marido controlaba mucho más que yo.
Nos quedamos a comer y a cenar en el restaurante. Nos encantó la ensalada de fresa, el rulo de cabra con miel, espinacas y piñones. Comimos como en la casa de mi suegra, pero, con la diferencia que no tienes que ayudarla en la limpieza de la casa. Allí te lo dan todo hecho.
También están muy puestos en divertir a sus huéspedes. Organizaban unos paseos en burro que hicieron las delicias de mis hijas. Hasta yo me animé a montarme en una burrita más mansa que un gato. Yo no esperaba pasármelo tan bien porque el turismo rural siempre me acaba aburriendo más pronto que tarde. Me hubiera quedado una semana más.
Os recomiendo el Centro de Turismo Rural Peña del Águila. Los dueños son muy amables. Se adaptan a tus horarios. No pasa nada por ir a desayunar un poco más tarde o por pedir una cena algo fuera de hora. Esto no lo hacen en todos los sitios. Yo estoy cansada de alojamientos con unos horarios muy estrictos para las comidas.
No echamos de menos ninguna comodidad. En el salón nos habían dejado un televisor de plasma mejor que el de nuestra casa. No descarto volver, sobre todo por lo bien que se come en su restaurante.