Mi prima va mucho al gimnasio y, como no anda sobrada de dinero, se ha apuntado al Altafit Vitoria, un gimnasio low cost que deja bastante que desear. Yo fui con ella un día y prometí no volver. Estoy acostumbrada a gimnasios en los que no me siento una sardina enlatada y encima sudorosa. Aquello era como sentir claustrofobia en un ascensor.
La única ventaja que tienen estos gimnasios presentes en muchas ciudades españolas es su precio. Te cobran 19,90 euros al mes. Por ese precio nadie queda sin hacer gimnasia. De hecho, cuando se apuntó mi prima lo hicieron también todas sus amigas, incluidas las que nunca habían pisado otro gimnasio que no fuera el del colegio.
Bueno, el precio no resultó ser tan barato porque no te incluían el IVA ni el importe de la matrícula. Incluyendo todo salía en 23 euros. No era mucho dinero, pero podrían haber sido más claros y no engañar al personal en unos tres o cuatro euros.
En todo caso, a mi prima no le importó. Estuvo encantada y sigue encantada yendo a este gimnasio porque ella sólo mira el precio. La calidad le da igual.
Yo no os recomiendo ni os dejo de recomendar este gimnasio. El de Vitoria tiene un local amplio con máquinas para hacer ejercicio, zonas de pesas, colchonetas, espalderas, duchas para chicos y duchas para chicas amplias y una cafetería que está siempre tan concurrida, o más, que el gimnasio en si. Esto es lo que no me gusta: que haya tenga gente. Es un gimnasio que huele a sudor como los barcos de esclavos.
Antes de hacerlos el abono mensual os aconsejo ir un día para probarlo. Fue lo que hice yo. Como lo que vi no me gustó, no hice el abono mensual en mi ciudad de residencia, donde también hay un gimnasio de esta cadena tan famosa.