El Parador de Villafranca del Bierzo en León huele a uvas, sobre todo si vas en época de vendimia como fuimos nosotros. Está rodeado de parras.
Está en la Avenida Calvo Sotelo, 28, en una casona que recuerda muy mucho a los pazos gallegos. Dentro, en cambio, no tiene nada de pazo gallego. Más bien recuerda a las casas solariegas castellanas.
En la entrada del Parador hay un bonito jardín, con las parras de las que os hablé y otros árboles. Es en el jardín donde está la piscina.
Nos dieron una habitación grande, pero poca acogedora. Estaba decorada con una sencillez extrema. No había ni un cuadro en las paredes. La cama tenía un cabecero de madera sencillo y obsoleto. Me ponía de los nervios aquel cabecero con una especie de palillos de esquina a esquina.
El televisor era grande, de plasma, pero los vi mejores. Nos cobraron por usar la caja fuerte. Por mí no la hubiéramos usado, pero mi marido se empeñó en dejar guardados los portátiles bajo siete llaves cuando salimos a dar una vuelta por los alrededores. Es un maniático.
Fuimos a comer y a cenar al restaurante del parador. Se come bien. Nos sirvieron unas truchas con unto que quitaban el hambre. Unto y pimientos llevaban de guarnición. También me gustó mucho la ternera estofada al estilo del Bierzo. Y de la empanada mejor no os hablo porque se me hace la boca agua.
Os recomiendo este parador. El Parador Villafranca del Bierzo se encuentra a 30 minutos en coche de Galicia y de Las Médulas. Es un buen alojamiento si quieres hacer senderismo por la zona. Mi chico se cansó de andar por aquellos caminos mientras yo me lo pasaba de cine con mis crías en las piscinas. Como era verano, estaba la del jardín abierta. Hay otra interior que me gustó menos. También fui al spa. No era gran cosa, pero mejor algo que nada.