Nunca estuve más apartada del mundanal ruido que cuando me alojé con mi marido en la La Torre del Visco (Teruel), un hotel rodeado de 80 hectáreas de olivos y otros cultivos, además de jardines con un montón de flores aromáticas que te desatan las alergias si estás por allí en primavera. Nos constó llegar hasta La Torre del Visco (Teruel)porque no podíamos creer que hubiera que subir por una pista forestal de seis kilómetros. Yo pensaba que íbamos a perdernos. Mi marido, en cambio, iba más confiado. Es más aventurero que servidora.
Nosotros teníamos una habitación con vistas al campo. Te gustaba el primer día, pero acababas aburriéndote. También me aburrí pronto de la biblioteca, con más libros de otros siglos que de los años presentes. Deberían actualizarla. Pero por allí no hay nada actualizado. El salón que tiene un piano es como los de las películas antiguas. Lo mismo puedo decir de las habitaciones.
Nuestra habitación era de las más grandes. Era una habitación con una cama de matrimonio discreta flanqueada por dos pequeñas mesas camillas a modo de mesillas. Tenía un par de paredes de piedra descubierta y los otros dos tabiques pintados de blanco. En el techo había migas de madera descubierta. El suelo era de tarima de madera y sobraba una gran alfombra. Les pedí que la retiraran y lo hicieron.
Os recomiendo la La Torre del Visco (Teruel)para pasar unas vacaciones breves en pareja. No recomiendo este hotel para vacaciones con niños porque se morirían de aburrimiento. Nosotros lo pasamos bastante bien. Como no había vidilla nos tuvimos que animar solos y salimos del hotel más enamorados de lo que entramos.
Este hotel es ideal para desconectar. Puedes dar paseos por los alrededores y disfrutar la excelente gastronomía que hay en su restaurante. Sales con kilos. Todo lo que sirven está buenísimo. Es cocina de la zona.