El Roofhostel es una pensión en el centro de Moscú en la que me alojé con mi hermana en un viaje de trabajo que hicimos a la lejana Rusia. Mi hermana quería comprar artesanías rusas y yo me dejé liar y acabé en el país de los Zares.
La pensión no es gran cosa, pero la tienen bien limpia. Nos dieron una habitación con dos camas en el ático. Techos bajos, camas sencillas y un cuarto de baño para nosotras solas que me recordó a los aseos públicos de los años setenta. Todo muy cutre con un toque ruso, como decía mi hermana.
Había habitaciones peores. Las que tenían camas literas eran de penita pena. No sé cómo aquellas literas resistían. Las habitaciones de las camas literas tenían peores cuartos de baño. La nuestra, por lo menos tenía una ducha decente. Lo que dejaba todo por desear era el espejo del lavabo. Era como esos espejos que te venden en los chinos tamaño libreta.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Roofhostel. Hay alojamientos mejores en Moscú. Lo que no hay son alojamientos por sólo 10 euros la noche. Te sale muy baratito.
Otra ventaja es su ubicación. El Roofhostel ofrece conexión Wi-Fi gratuita en todas las instalaciones y habitaciones en el centro de Moscú, a 250 metros de la estación de metro Kitay Gorod y a 15 minutos a pie de la famosa Plaza Roja y del Kremlin. Nosotras aprovechamos para hacer mucho turismo por la capital de Rusia. La Plaza Roja me encantó. Me parecía mentira estar paseando por una plaza con tanta Historia. En el hostal hay cocina compartida disponible para los huéspedes. Nosotras no la compartimos: pasamos de la cocina. En Moscú encuentras muchos restaurantes donde se come bien y no te cobran demasiado.
Lo que más me gustó de este hostal fue lo bien que funcionaba la calefacción. No pasamos ningún frío. Yo temía helarme porque soy muy friolera.