Pasamos unos días en el Eurostars Oporto Hotel, un hotel que te queda a unos diez minutos del centro de Oporto en metro. Mi marido quería que alquilara un coche para mí porque él necesitaba el suyo para ir a sus reuniones de negocios, pero me arreglé muy bien con el transporte público para mis desplazamientos. Como no llevaba las niñas, iba a mis anchas.
Para ir de compras iba andando los 100 metros que separaban el hotel de la estación de metro de Hospital São João. Siempre desayunaba en el hotel. Cuando no quiero ahorrar, desayuno fuera de los hoteles, pero, cuando estoy en plan ahorro, me como lo que me echen en el bufé. El hotel ofrece un desayuno bufé todos los días, pero es mejor lo que te ponen los domingos. Por ejemplo, los domingos tienes zumos de naranja natural y pan recién hecho.
Las habitaciones son contemporáneas, modernas, muy de hotel, con suelos de tarima. Lo que eché en falta fue que tener una conexión wi fi gratuita en mi cuarto. La conexión Wi-Fi gratuita sólo es posible en las zonas públicas.
Os lo recomiendo. Yo lamenté no tener más tiempo para visitar los alrededores. Me hubiera gustado ir a la playa. La playa de Matosinho se encuentra a tan solo 8 kilómetros. Mi marido quería ir, pero nos surgió un compromiso laboral a mayores y no pudimos hacerle hueco a nuestros deseos en nuestra agenda. También quería ir hasta el estadio de fútbol Dragão del FC Porto, a escasos 3 kilómetros de este hotel de Oporto que merece mucho la pena. Nosotros tuvimos la suerte de hacer la reserva un día en el que hacían casi un 20% de descuento. Por eso lo elegimos.
Lo que mejoraría del hotel es el desayuno. Me pareció escaso. Los dos días de semana laboral que estuvimos se reducía a un plato de fruta cortada y pelada, a unos bollos industriales contados y a un zumo de cartón. Como os dije, mejoró el fin de semana, cosa que agradecimos.