Hay restaurantes para todos los gustos y según todas las costumbres, sobre todo en Nueva York. Otra cosa es que a mí me gusten costumbres como la de comer con las manos como los animales. Ni siquiera como los animales porque los animales meten el hocico, no las patas, en la comida.
El restaurante Abyssinia es un restaurante de cocina etíope con todas las costumbres culinarias de ese país africano olvidado de la mano de la modernidad. Yo fui con unas amigas mías que querían sorprenderme y vaya si lo consiguieron. Cuando vi aquellas fuentes redondas con la comida colocada estilo plato combinado y a la gente metiendo sus pezuñas en el plato común, casi devuelvo. No pude comer nada.
Mis amigas, en cambio, se pusieron hasta las cejas con aquellos manjares del continente africano. Había un Kitfo que no es más que un bistec tártaro, una azetfa wof (lentejas con cebolla y ajo), doro wot (oollo adobado con salsa de especias) y minnchet abesh (buey encebollado). Recuerdo hasta los nombres de las comidas porque mis amigas los sabían y me los repitieron hasta dejármelos en el recuerdo para toda mi vida. Fue horrible.
La decoración del restaurante es muy de bar de barrio. Allí todo es informal. Lo mejor es la simpatía de los camareros. Ellos se ríen y a ti casi te da pena no probar sus platos nacionales. Lo hubiera hecho si la comida se sirviera en platos individuales. Aquella manera selvática de comer no era para mí.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar este restaurante. Para gustos colores. Si quieres ver como comen los etíopes tradicionales, debes pasar por el número 35 de Grand Street en Nueva York. Allí tienes el Abyssinia. Cuando fuimos nosotras no tenían mucha gente. Los que estaban comiendo tenían pinta de pobres. La gente sin muchos recursos se contenta con poco.