Me gusto mucho el Parador de Cardona, en la provincia de Barcelona. Es un parador que está en un castillo medieval con su correspondiente torre y una iglesia románica a la que mi cuñada iba a rezar. Es muy religiosa mi cuñada. De hecho, eligió este parador para celebrar el primer cumpleaños de su hijo pequeño porque tenía una iglesia.
En todo caso, este recinto fortificado del siglo IX nos gustó a toda la familia. Tiene unas habitaciones espectaculares, algunas de ellas con camas de dosel. Yo elegí una con cama normal. Mi cuñada, en cambio, se pidió la habitación que tuviera la cama de dosel más grande. Se quería sentir como una Reina.
Dentro del parador encuentras recios muros de piedra mobiliario de inspiración medieval, sobre todo en sus salones. MI habitación era grande, con suelo de tarima de madera bien barnizada y con aspecto de recién puesta, una gran cama de matrimonio, un escritorio a juego con el color cereza clara de la cama lo suficientemente grande como para que pudiéramos trabajar dos personas. Había unas lamparillas que le daban un aire hogareño a una habitación que parecía muy de hotel, pero que te hacía recordar un dulce hogar, por ejemplo, cuando mirabas para las cortinas impolutas que había colgadas en las ventanas.
Os lo recomiendo. El Parador de Cardona es muy tranquilo. Lo han remodelado lo suficiente como para que te sientas cómoda y no eches en falta comodidades que tienes en tu casa. Lo que sí acabas echando en falta es su comida cuando te vas. Mi chico quedó muy contento con las setas del bosque. Estaban, según él, deliciosas. Yo no como setas. Siempre me dieron reparo porque pueden ser venenosas. No era el caso, por supuesto. Yo me puse hasta las cejas con las tablas de embutidos y con la butifarra con mongetes. No era lo más apropiado para la salud, pero una se permite excesos de vez en cuando.