Bermeo, Vizcaya, es un pueblo vasco marinero que conserva el encanto de toda la vida. Ahí radica su gracia. Si esperas encontrar mucho turismo y mucha vidilla turística, sigue buscando. En Bermeo sólo encuentras la tranquilidad que había antaño en las villas marineras del norte y de todas partes. Parece que el tiempo no ha pasado.
Ni siquiera encuentras una tienda de recuerdos. Yo compré un barquito que ponía recuerdo de Bermeo para llevárselo a mi suegra. Me había pedido que le llevara algo típico de Bermeo. Fue lo único que encontré que no fuera comida. Mi marido quería llevarle a su señora madre unas latas de conservas. Me pareció una tontería. Conservas las tiene en el supermercado. Las conservas son el producto más típico de Bermeo. Tienen muchas conserveras por allí.
Nosotros sólo estuvimos unas tres horas por allí. Dos las pasamos en el puerto mirando los barcos de pesca. Son barcos de pesca de toda la vida de dios. Como os he dicho, no parecía haber pasado la modernidad por aquellos lares. La tercera hora la pasamos disfrutando unos pinchos en un bar próximo al puerto. La zona del puerto es la más bonita de Bermeo. Tiene unas vistas preciosas.
Pese a no haber mucha vidilla en plan turismo guay os recomiendo visitar Bermeo. Te vale para hacer otro tipo de turismo, un turismo más pegado a la realidad de los pequeños pueblos de pescadores que siguen funcionando como hace décadas. hasta vimos a unas señoras cosiendo las redes de pesca. Como decía mi marido, fue una pena no haber llevado a las niñas para que vieran la dura vida de los pescadores.
Lo que os recomiendo también es ir un día que haga buen tiempo. Nosotros tuvimos la mala suerte de que llovía a ratos. Fue una pena no elegir un día sin chubascos. Hubiéramos podido pasear sin paraguas.