Mi marido me dejó a cuadros con una luz que compró para nuestro salón. Se trata de la Downlight Led Hadron de Philips, una luz que puedes ajustar en su intensidad con el interruptor general. Es una pasada.
Pulsas una vez el interruptor y tienes la luz al cien por cien. Si quieres menos luz le das dos clicks al interruptor general. Y si quieres todavía menos luz, es decir, quieres ponerla al diez por cien tienes que darle tres clicks al interruptor.
Más a cuadros me quedé cuando me contó mi santo que sólo le había costado 17,95 euros esta maravilla. Estoy pensando en poner todas las luces de mi casa con tres intensidades ajustables aprovechando que están de oferta estos días. Además, son de Philips, una marca que me ha dado siempre muy buenos resultados. Mi santo dice que hay que esperar. No vaya a ser que tanta innovación empiece a dar fallos. No creo que lo haga: te venden esta Downlight Led Hadron de Philips con cinco años de garantía. Creo que antes de esos cinco años cambiaré hasta de casa.
La luz es amarilla pasando hasta neutra. Esto está muy bien porque te permite ponerla a tu gusto. Lo malo es cuando no todos la queremos con la misma intensidad ni con el mismo color. Mis hijas siempre quieren la luz a todo dar. Yo, en cambio, prefiero una intensidad del 40 por ciento.
En todo caso, la Downlight Led Hadron de Philips tiene una calificación energética A+. Le dijo la vendedora a mi santo que no te consume demasiado. Espero que así sea. En mi casa se paga mucho por la luz que nos ilumina a todos.
El diámetro de este foco es de 14 cm. No es grande. Su potencia es de 12 W y tiene 820 lúmes.
No descarto comprar más, como os dije. Mi marido es un poco reacio a ponerlos por toda la casa, pero yo, al menos en la cocina y en el cuarto de baño pongo estas luces. Y tendrá que decir sí si no quiere que le pida el divorcio. Cuando me enamoro de un producto no paro hasta que lo compro multiplicado por varios números.