El otoño ya ha llegado a la Selva de Irati. Estuvimos la semana pasada con las niñas para que pudieran disfrutar de la naturaleza salvaje y, de paso, echar de menos las comodidades de la ciudad. Mi marido quería recoger setas. Nunca las come. Las vende. Por eso siempre vamos al campo a recolectar setas cuando empiezan a salir por los suelos de los montes. En la Selva de Irati las setas son fantásticas. Por eso necesitas sacar un permiso para poder cogerlas. Las autoridades creen que se van a acabar las setas si se recogen sin control administrativo. Nosotros sólo teníamos un permiso diario. Mi chico lo cumplió a rajatabla: recogimos setas un día y el segundo día no cogimos nada.
Esta selva está entre España y Francia. Nosotros fuimos a la parte española parte española, la que está situada en el valle del río Irati, entre los montes de Orzanzurieta y Roncesvalles al oeste, y el monte Orhi al este. Es muy fácil de encontrar. De lejos te parece un jardín. Sobre su suelo no te parece tan jardín. Es un monte con sus matorrales, sus silvas y su mal andar por unos suelos que no están pensados para pies delicados como los míos. Pasé la mayoría del tiempo en el todoterreno jugando con mi tablet. El monte lo dejé para mi marido y para las niñas.
Os recomiendo visitar esta selva. Es famosa. La Selva de Irati es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de la vieja Europa, después de la Selva Negra de Alemania es la mejor selva. A mí casi me recordó la del Amazonas. Mi marido decía que no se podía comparar. Para mí sólo faltaba el inmenso Amazonas entre aquellos altos árboles que olían a otoño.
Creo que volveremos el próximo año. Este otoño recolectaremos más setas, pero será en otros sitios de España. Las setas se venden muy bien. Mi marido es un experto en setas. Él no las come, pero sabe que seta se puede comer y que seta no es comestible por los humanos.