Esta fragancia me parece ideal para cualquier momento del día. Tiene un marcado olor cítrico que hace que te sientas fresco al instante.
Sus notas principales de olor son mandarina en vodka, si, como leéis, un cocktail en plena regla. Pese a esos ingredientes, no tira a dulce para nada, sino que es súper fresca.
Se trata de un agua de perfume con muy buena fijación, a pesar de esa frescura. A priori la salida puede resultar intensa, pero enseguida cambia y se hace más suave, dejando un leve rastro cítrico en tu piel que te acompaña durante horas.
A mi me gusta mucho para verano, cuando empieza el calorcito. En invierno me da sensación de frío. Manías que tiene una.
Lo que no me gusta nada es el frasco. Es de cristal, alargado, con poca estabilidad pues la base es muy estrecha para la altura que tiene. Este diseño se explica porque el marketing que hay detrás de esta colonia nos dice que su forma se debe a los rascacielos de Nueva York, lo que parece muy curioso hasta que se te cae y se te rompe. Es verdad que cada vez es más fácil de encontrar ofertas en DKNY, pero por muy barata que la encuentres (Lo mínimo a lo que yo la he comprado es 48€ los 100 ml) no es cuestión de que se te rompa contra las baldosas del baño.