El Hotel Puerta de América (Madrid) es un hotel con mucha animación nocturna. Es perfecto para pasar unos días de verano en la capital del Reino de España como hicimos nosotros cuando la calor aprieta. En este hotel el frescor está garantizado. Tiene muchas terrazas y mucho verdor adornándolas.
Es un hotel que no te deja indiferente. O lo quieres o lo odias. A mi chico lo horrorizó. Yo, en cambio, me sentí en mi salsa en un ambiente sofisticado que siempre te sorprende. En la terraza Liquid 41 encontré un espacio cool con sofás entre vegetación que le da un ambiente muy fresquito cuando la calor aprieta y agradeces tener un arbolillo en una maceta dándote sombra. También se agradecen las piscinas de agua fresca que tienen en esta terraza muy concurrida por los huéspedes del hotel. No era para menos. Yo tampoco me quise perder la excelente coctelería. Me puse un poco piripi con un par de cócteles. Menos mal que estaba mi marido a mi lado con su cabeza fría. Mi chico pasó de beber y se tiró al picoteo de chummus libanés con pan de pita y chips de batata. Los chips estaban buenísimos. Fue lo que picoteé yo para bajar de mi cabeza el alcohol de los cócteles. Las brochetas de carne Kefta a la parrilla estaban un poco chamuscadas. Era una carne demasiado fuerte para mi estómago delicado.
No nos perdimos tampoco la Karrara Terrasse, una terraza de inspiración italiana en la que volví a beber. No pude dejar de probar sus cócteles. En el Marmo Bar tienen una carta de cócteles muy amplia.
En este hotel no sólo se bebe y se picotea. También se come bien. Os recomiendo el restaurante The Observator y el lounge bar Skynight que hay en el ático. Son caros, pero merecen la pena porque comes muy bien sin salir del hotel.
Lo que nunca olvidaré del Hotel Puerta de América (Madrid) es nuestra habitación. Parecía una habitación de un hotel de Groenlandia. Era blanca total. Blanco era el techo, blanco el suelo, blanca la ventana, blancas las cortinas, blanca la cama, blanca la colcha, blancas las sábanas... Mi color favorito es el blanco, pero, con tanto blanco, casi deja de ser mi color favorito y se convierte en mi color odiado. Mi chico estaba de los nervios. Decía que le recordaba un hospital. Aproveché para encender el maravilloso televisor. Si se sentía en un hospital, necesitaba ver mucha tele para estar tranquilo. Así fue. Mi amor se fue calmando y quedó dormido en la ancha cama. Casi eché de menos a mis hijas. Quedé sola, aburrida, acompañada por la tele y por los ronquidos de mi marido. Se había quedado dormido.
Os recomiendo el hotel. Es un hotel moderno, diferente, con muchas terrazas, con muchos cócteles y con mucha gente guapa. No hay pobres hospedados en el Hotel Puerta de América (Madrid). Lo entiendes cuando ves el precio que te pasan. Es un hotel caro.