Castilblanco es un encantador pueblo situado en la provincia de Sevilla, en la comunidad autónoma de Andalucía. Se hizo famoso porque es en esta localidad donde está la finca de Mario Conde, Los Carrizos. Nosotros lo fuimos a visitar para hacernos unas fotos delante del portal de la finca. A mi marido le hacía mucha ilusión.
Con una población de alrededor de 5,000 habitantes, este pintoresco pueblo se encuentra a unos 30 kilómetros al norte de la capital sevillana y es conocido por su rica historia, su arquitectura tradicional andaluza y sus hermosas zonas verdes, además de por tener un vecino tan famoso como Mario Conde.
La arquitectura de Castilblanco es típica de los pueblos andaluces, con calles estrechas y empedradas, casas encaladas con balcones floridos y patios interiores llenos de plantas. Uno de los edificios más emblemáticos del pueblo es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Consolación, construida en el siglo XVI en estilo gótico-mudéjar. Esta impresionante iglesia cuenta con una torre campanario de tres cuerpos y un interior decorado con retablos barrocos y pinturas religiosas. Tienen bien cuidada la iglesia.
Además de su arquitectura histórica, Castilblanco también cuenta con varias zonas verdes donde los visitantes pueden disfrutar de la naturaleza y relajarse. Es un gusto entrar en esas zonas para descansar.
El Parque Municipal Los Pintados es uno de los espacios verdes más populares del pueblo, con amplias áreas de césped, árboles frondosos y bancos para sentarse y descansar. Este parque es perfecto para dar un paseo tranquilo o disfrutar de un picnic en familia. Fue lo que hicimos nosotros aprovechando que mi suegra se había sumado a la excursión. La madre de mi marido se ofreció para preparar la merienda familiar y, así, ahorrar el dinero que hubiéramos gastado en un bar.
En cuanto a museos, Castilblanco no cuenta con una gran cantidad de ellos, pero hay algunos lugares interesantes que vale la pena visitar. El Centro de Interpretación del Agua es un pequeño museo dedicado a la historia del agua en el municipio, desde los antiguos sistemas de riego hasta las fuentes y manantiales que han sido parte integral de la vida en Castilblanco durante siglos.
También se puede visitar el Museo Etnográfico El Molino, que muestra objetos y herramientas tradicionales utilizadas en la agricultura y la vida cotidiana en el pasado. Resulta un museo muy educativo, sobre todo cuando viajas con niños. Mis hijas lo encontraron sumamente interesante. No dejaban de hacernos preguntas sobre las herramientas agrícolas allí expuestas.
En cuanto a fiestas, Castilblanco celebra varias festividades a lo largo del año que reflejan su rica tradición cultural y religiosa. Una de las fiestas más importantes es la Semana Santa, cuando se llevan a cabo procesiones religiosas con imágenes sagradas por las calles del pueblo. Otra festividad destacada es la Feria Real, que se celebra en honor a la Virgen del Rosario en octubre y cuenta con actividades como conciertos, ferias gastronómicas y atracciones para niños.
En resumen, Castilblanco es un destino ideal para aquellos que buscan sumergirse en la historia y la cultura andaluza. Con su arquitectura tradicional, sus hermosas zonas verdes y sus festividades animadas, este encantador pueblo ofrece una experiencia única que no te puedes perder. Os recomiendo visitar Castilblanco y descubrir todo lo que tiene para ofrecer al visitante.