El Restaurante Olsen no es un restaurnate barato, pero vale la pena rascarse el bolsillo y saborear un menú distinto, original.
Está cerca de la Plaza de Santa Ana en Madrid.
Más que la comida, a nosotros nos impresionaron las bebidas. Tienen unos vodkas que te colocan con sólo tomar uno. Son una pasada.
Para digerir la bebida te sirven unos sandwiches que llevan carne, jamón, salmón, queso y se ahorran el pan superior. También probamos el caviar. Un día es un día. El sushi lo devoró mi marido. Yo con el salmón ya tenía de sobra.
Lo que no recomiendo es el rábano picante que te sirven en un cuenco. Te vienen ganas de tirarte a un grifo porque es un picante excesivo. La remolacha para mí fue incomible. No me gusta nada la remolacha y mucho menos la que preparan en este restaurante como acompañante del pescado.
Estaba bueno el jamón ibérico. Incluso mejor que los rollitos de centollo que prefirió mi marido. El puré de patatas también me gustó. No puedo decir lo mismo de la salsa de arándanos.
Pero mi perdición fue la tarta de chocolate. Tuve que repetir ración. En mi vida había comido una trata de chocolate tan sabrosa.
¿Y el precio? Casi me da cosa decirlo: 120 euros por cabeza. Creo que mi marido y servidora nunca llegaremos a millonarios proque nos gastamos una pasta en restaurantes y hoteles.