Hace una temporada estuve cenando en este restaurante japonés con varios amigos, así que me gustaría dejaros mi opinión sobre él.
Se encuentra en la c/ Ávila, número 14. El metro más cercano es Estrecho, en la línea 1 (la azul), y cuyas salidas dan a Bravo Murillo, calle ésta mucho más conocida y desde allí solo tendréis que bajar y en la acera de la derecha se ubica el restaurante. También podréis acceder desde el paseo de la Castellana, caminando en sentido inverso.
Podréis llegar también en autobús.
En definitiva, está muy bien comunicado.
Es un local pequeño. Su entrada hace dudar que se trate de un restaurante, pues solo se ve una puerta de madera y una ventana con unas rejas. Cuando abrimos la puerta, vemos un pequeño pasillo que lleva al salón principal y que está dividido en 2 ambientes, la zona con mesas y sillas al estilo occidental, y la zona con la barra en la que comer más rápidamente, en frente de las cuales hay otras mesitas para comer al estilo japonés (sentados en el suelo).
La decoración es austera, pero la sensación que da es buena: limpio, acogedor y familiar.
Es necesario reservar.
Pedimos diversos platos para compartir y así probar más cosas. Nos decantamos por los tallarines con salsa de curry, sopa con algas y tofu, pollo con salsa de sésamo, katsudon (solomillo con una salsa sobre una base de arroz), tempura de verduras, tabla de makis (rollitos de sushi con arroz: venían 12 piezas), y un cono por persona de arroz con lo que quisieras: el mío fue de langostinos con aguacate.
Todo estaba riquísimo.
Para beber pedimos vino tinto, agua y cervezas.
A la hora del postre, decidimos probar el flan de café con nata y té verde.
La cuenta fue correcta porque ascendió a ventidós euros por persona. Creo que es una relación calidad precio buenísima.
Todo ello hace que sea un sitio muy recomendable. Os animo a que lo conozcáis.
Muchas gracias.