El Hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria es un hotel tremendamente elegante, tal como supones que será nada más ver el edificio de estilo inglés donde se ubica.
Nada más entrar tienes la sensación de que entras en un palacio. Los muebles, desde la recepción hasta el cuarto que te asignan, parecen sacados del mejor palacio inglés.
A nosoros nos dieron una habitación amplia, luiminosa, con vistas al mar. Pudimos disfrutar de una terraza donde podías tomar el sol.
La cama era muy cómoda. Nos dejaron varias almohadas blanditas como el colchón. En nuestro cuarto teníamos wi fi gratuito. La decoración de la habitación era de estilo inglés, con muebles que parecían salidos del mejor anticuario.
Lo que me defraudó un poco fue el cuarto de baño. Me pareció pequeño. Pero estaba muy limpio, igual que la habitación y las estancias comunes. No me rsultó muy cómodo un cuarto de baño tan pequeño. Los sanitarios estaban muy juntos por falta de espacio. Ah... tenía bidé.
Del personal sólo puedo decir maravillas. Eran amables, atentos con todos los huéspedes. Se notaba que estabas en un cinco estrellas por el esmerado trato que recibías. Nada más entrar en el hotel, ya se hacían cargo de tu equipaje y te lo dejaban en la habitación.
Los alrededores del hotel son preciosos. Tenían un jardín muy cuidado por el que daba gusto pasear.
Volvería alojarme en este hotel sin pensaes. Estuve como una reina la semana que pasamos allí. La cama de matrimonio de nuestra habitación era supergrande, los armarios inmensos, teníamos dos televisores,...
Pese a ser un cinco estrellas no nos salió stancia porque no te cobraban extras. El parking era gratis total, el spa idem, lo mismo el gimnasio.
Encima tenían todos los días el detalle de dejarte unos bombones cuando hacían la habitación.