El Seaside Grand Residencia está en Maspalomas, Gran Canaria y es realmente un oasis de confortabilidad, igual que el nombre de la calle donde se encuentra.
Los empleados son muy amables. El hotel te ofrece un servicio muy personalizado, aprovechando que es un establecimiento hotelero pequeño. Nunca me habían tratado mejor.
Cuando bajamos del avión teníamos un coche del hotel esperándonos. Me dio un poco de corte porque yo soy azafata y no me gusta nada dar la nota en los aeropuertos. Mis compañeras me tienen por una disfrutona y sólo me falta darles la razón.
Después del cochazo, vino la copa de bienvenida en la recepción del hotel. Que te reciban con un buen albariño es una delicia.
Más atenciones. Por la mañana nos traían una cesta de fruta, el periódico y una botella de agua.
¿Estábamos en un palacio? Mirabas a tu alrededor y casi lo creías. Nuestra habitación era de cine. Grande, una decoración lujosa. Abrías la ventana y podías contemplar el precioso jardín. Estabas como en el cielo.
La limpieza era de matricula cum laudem. Venían un par de veces todos los días a limpiar. No lo había visto en ningún hotel.
El kit de ducha te venían ganas de robarlo. Marcas como Bulgari estaban en todos los artículos.
Pero lo mejor estaba en el desayuno. Pasé de mi habitual café con poco más y me dejé tentar por el jamón ibérico, las mermeladas, la fruta. Cenamos en el restaurante del hotel una comida digna del mejor restaurante de renombre, todo de gourmet.
¿Y qué decir de la piscina con su gimnasio al lado? Todo estupendo.
Os recomiendo este hotel. Es tranquilo, te tratan como a una reina y tienes ganas de fijar tu residencia en él.