El castillo de Edimburgo es casi una visita obligada en la ciudad, quizá no tanto por lo que podamos encontrarnos dentro sino porque impone tanto su magnífico emplazamiento que las vistas merecen mucho la pena.
Es fácil el acceso al castillo, ya que se encunetra en el centro de la ciudad y se ve claramente su ubicación.
La entrada al castillo está flanqueada por dos estatuas, una del Rey Roberto I Bruce y la otra del gran conocido William Wallace.
Hay un ritual que se repite todos los días, a excepción de los domingos, a la misma hora, a la una del mediodía, El Cañón de la Una. Desde hace más de 150 años se dispara el cañón desde las defensas del norte del castillo.
Podemos visitar todo el castillo, las salas, dormitorios, salones, incluso una capilla, la de Sta. Margarita, del siglo XII.
La entrada al castillo es algo cara, aproximadamente unas 12 libras, pero si tenemos la oportunidad y el día nos acompaña podremos tener unas increíbles vistas de todo Edimburgo y de sus alrededores. Su emplazamiento en lo alto de la colina es excepcional.
Para las personas con movilidad reducida no está muy preparado ya que hay bastantes escaleras, y recobecos a lo largo de la visita. Tiene opción de audio guías que nos ayudarán a compreder mejor la historia de todo el castillo.