Lourdes no es sólo un lugar de peregrinación, es un lugar que hay que visitar aunque no uno no sea creyente, como es mi caso, y es que hay que reconocer que el Santuario resulta impresionante.
Verlo aparecer al fondo de la calle, tras pasar un pequeño puente que cruza el río merece el desvio que hay que dar desde la autopista y es que Lourdes está a unos 20 kilómetros de la salida de la autopista, pero yo recomiendo a todos los que paséis cerca que os acerqueís. Pasaréis dos o tres horas muy agradables, y es que es un lugar muy animado, totalmente orientado para el turismo, sobre todo religioso, y es que la gran cantidad de tiendas que plagan la calle principal están dedicadas a los iconos religiosos, ya sean crucifijos, rosarios, tallas e incluso botellas con el agua de Lourdes, que sobre esto último tengo yo la duda: ¿Para que comprarlo si hay unas fuentes junto al santuario para coger todo el agua que quieras? En fin, que la fe es negocio.
La basílica es bastante impresionante. Se ve desde la calle principal, que baja desde lo que parece el centro y, nada mas pasar el río, una gran avenida lleva hasta ella. En el medio de la avenida hay jardines en los que las peregrinaciones han clavado sus cruces. Es una coleción curiosa.
Tras el jardín de las cruces hay otro con carteles en varios idiomas. En cada uno está escrito el padre nuestro. Después encontramos el centro de información, una especie de rotondilla con una gran talla de Santa Bernardita (creo que era ella y no la virgen, pero no me fijo demasiado en esas cosas) y por fin el santuario. Está distribuido como en 3 alturas. La primera que encontramos alberga el templo más grande, impresionante, no por el tamaño sino por el perfecto estado de conservación y la armonía del conjunto. Los colores son una maravilla, los panes de oro, los frescos, todo parece tener luz propia. Hay que tener en cuenta que toda la riqueza de Lourdes se la deben a la basílica y tienen que tenerla perfecta.
Por los laterales arrancan sendas rampas que nos llevarán a otra capilla, mucho más pequeña que la anterior pero igual de cuidada. Y por último, subiendo un poco mas llegamos a la cripta. Eso me pareció muy curioso. Normalmente las criptas están en los sótanos, pero aquí está en el tercer piso.
Pero Lourdes no es sólo el santuario. También está el Castillo Fuerte, una inmensa fortaleza jamás vencida con unas impresionantes vistas a toda la ciudad. Para llegar hasta el hay que subir mas de una empinada cuesta y, una vez dentro, seguir subiendo hasta llegar al patio de armas, aunque ese último tramo ya se puede subir en ascensor, tras pagar los 5 euros que cuesta la visita.
Ver el castillo te llevará algo mas de una hora, eso sin detenerte demasiado. Tenlo en cuenta para planificar tu visita porque a nosotros nos echaron, aunque nos dejaron entrar después con el mismo ticket.
El castillo tiene un poco de todo, aunque sobre todo es un museo. De hecho, alberga el museo de los Pirineos, con salas y salas llenas de objetos de los pueblos Pirenaicos. Es como un museo etnográfico.
También podemos encontrar un minúsculo jardín botánico y reproducciones a escala de edificios diversos, como un granja en León o alguna Abadía de... no recuerdo el sitio.
Aunque sin duda lo mejor del castillo son sus vistas de toda la ciudad, una magnífica panorámica que sirve para darte cuenta de cuanto puede ayudar una leyenda religiosa al florecer de la economía.