El Hotel Estrel de Berlín destaca por su fachada acristalada, que te causa una buena impresión nada más bajarte del taxi que te trae del aeropuerto en un viaje de una media hora.
La misma buena impresión tuve cuando entre en la habitación. Era un cuarto espacioso, muy limpio, con televisor, minibar, un ventilador controlable a tu antojo y un cuarto de baño amplio.
El minibar estaba bien surtido, pero te cobraban un extra por usarlo. Tuve que contener mis ganas de saborear la cerveza alemana.
En este hotel se come muy bien. El chef de su restaurante es un hombre muy conocido en Alemania. el servicio de camareros está muy bien organizado. Te sirven rápidamente, con eficacia, sin excesiva amabilidad. Su trato es correcto y eficiente.
No le faltan comodidades al hotel. Tienes desde una sauna, hasta solarium y unos masajes que te dejan nueva.
El hotel es enorme. Tiene más de mil habitaciones, cinco restaurantes, tres bares y un jardín precioso.