Arzábal es un restaurante, bastante pequeño, ya que únicamente dispone de seis mesas. Tal vez en lugar de restaurante debiera decir de él que es una taberna o una tasca. Está situado en la zona del Retiro, casi esquina con la Calle Menéndez Pelayo.
En la entrada hay una pequeña barra con un buen surtido de tapas y raciones y una amplia oferta de vinos por copas. Al lado de la barra, separado mediante un tabique con cristaleras a media altura está el comedor, pequeño como ya he dicho e informal, donde se pueden tomar las mismas raciones o platos más elaborados. Los manteles son individuales de papel, igual que las servilletas.
Además del aperitivo y las comidas, en Arzábal también se puede ir a tomar una copa de su variada oferta de vodkas, whiskies y ginebras.
Uno de sus principales aciertos es el de ofrecer medias raciones del 90% de los platos de la carta, que no es muy extensa, pero sí atractiva.
Después de untar en un buen pan la mantequilla salada que sirven como aperitivo en un cubo de varios litros que después retiran de la mesa, nuestro menú se inició con unas croquetas de ibérico, cremosas y dignas de figurar en los mejores puestos del ranking mundial de croquetas de jamón. A continuación pedimos unas alcachofas fritas, cortadas muy finitas y crujientes que estaban realmente sublimes. Por último, unos huevos rotos con trufa negra, magníficos y con trufa abundante, y de postre, una tarta Tatin horneada con la masa por encima de la manzana asada y luego dada la vuelta, muy auténtica.
Nos quedamos, eso sí, con las ganas de probar las anchoas. Todo el que las prueba dice que son riquísimas. Las ponen con rebanaditas de pan tostado y tomate, así que figuraos... Todo un lujo.
La carta de vinos es muy amplia e incluye vinos espumosos y la posibilidad de tomarlos por copas también en la mesa, a una media de 3€ la copa. También disponen de una atractiva selección de quesos, entre ellos la deliciosa torta de queijo azeitao portuguesa.
El servicio es encantador, de trato muy amable y profesional, dispuesto a ofrecer sugerencias inteligentes.
El ambiente del restaurante es muy agradable, como de restaurante de barrio, aunque da la talla para todo tipo de comidas: negocios, pareja, amigos, etc...
¿El precio? Con una botella de vino, dos de agua y dos cafés, 35 euros por barba. Buena relación calidad/precio.
Los inconveniente son los de siempre en estos casos:
-Se permite fumar y al ser un local pequeño, el ambiente puede llegar a ser incómodo. Personalmente estoy deseando la total prohibición de fumar en los locales públicos.
-Es sumamente difícil conseguir una mesa durante el fin de semana. Ni se os ocurra ir sin reserva previa o no comeréis.
Por lo demás, todo un hallazgo. Repetiré.