El hotel Ayre Oviedo está ubicado en un edificio modernista diseñado por Santiago Calatrava. Ha sido inaugurado recientemente y eso se nota porque todo está nuevo y extremadamente limpio. La decoración es muy moderna y funcional, rozando un poco el minimalismo. A mi me parece un poco de Ikea, pero todo combinado con muy buen gusto.
HABITACIÓN
La habitación me encantó, pero la primera impresión fue malísima. Estuve a punto de pedir un cambio de habitación debido al olor que nos golpeó cuando abrimos la puerta. Parecía un olor a tabaco, pero al final creo que simplemente el limpiador o algo del os materiales de la habitación huele así porque abrimos la ventana y nos fuimos.
Cuando volvimos, después de varias horas fuera, el olor era prácticamente el mismo, a pesar de haber tenido la ventana abierta tanto tiempo, así que un 0 para el olor.
A todo lo demás le pondría un 10, incluso a las vistas, y es que desde la habitación veíamos el Palacio de Exposiciones diseñado por Santiago Calatrava, aunque es normal que se viera eso. El hotel está integrado en ese mismo edificio, jeje.
La habitación era enorme, con una decoración un poco chocante que me encantó. El diseño es vanguardista, de líneas recatas, todo en blanco, con intensos toques de color, como la pantalla negra de la televisión colgada de la pared, o un sillón rojo intenso, que rompe totalmente la estética de la habitación. Además, el cabecero de la cama tiene lucecitas de colores que se pueden personalizar, de forma que puedes crear tu propio ambiente. Desde luego, una habitación de lo más acogedora.
La habitación cuenta con un minibar con botellines de agua de cortesía. Son gratis, lo que te cobran es la reposición, pero nosotros pasamos allí sólo una noche, así que no tuvieron que reponerlo.
El baño fue otro de los rincones de la habitación. Enorme, limpísimo, nuevo y muy luminoso, tenía bañera y ducha totalmente separadas. La ducha tenía columna de chorros. Eso en principio me gustó, hasta que quise usarla. Comenzó a salir el agua y se empapó el suelo. No está bien diseñado, así que tuve que terminar de ducharme en la bañera.
Y otra pega es que las amenities igual eran un poco escasas considerando la categoría del hotel, aunque al final nunca se usa lo que ponen.
INSTALACIONES
Decidimos alojarnos en el hotel por una oferta que encontramos, que incluía el acceso al Wellness Center. Al leer lo de wellness center los ojos me hicieron chiribitas…, que chasco me llevé. Realmente es un pequeño spa, con sauna, baño turco y un pequeño jacuzzi para 4 personas. Nada que ver con lo que me había imaginado. Lo bueno es que está en la planta de arriba, con lo que ves gran parte de la ciudad y que además no es un spa muy concurrido debido a ese pequeño tamaño que tiene. Tras la decepción inicial acabé encantada, muy relajada y con la piel estupenda, jaja.
La decoración del hotel es lo que más llama la atención. Es como muy de Ikea, pero con mucho gusto. Todo en blanco y negro, con un diseño vanguardista que denota lo moderno que es.
Aunque no lo usamos, había un punto de acceso a Internet en recepción, con varios ordenadores e incluso impresora. Me imagino que sería gratis y es que el hotel tenía pinta de estar especializado en convenciones y para gente de negocios.
Había wifi gratuito en todo el hotel. El problema es que tenías que loguearte cada hora con unas claves que te daban en recepción, en pequeños papelitos que terminabas perdiendo. Prefiero el wifi abierto, mucho más cómodo.
COMIDAS Y BEBIDAS
Aparte de los botellines de agua gratuitos en el minibar, hicimos uso del restaurante para el desayuno buffet. Un 10 para el desayuno, que nos pareció normalito al principio, hasta que vimos que los platos calientes se pedían al camarero para que los cocinaran al momento. Me puse de salmón, queso, tortilla francesa, bacón, bollería, zumo y chocolate hasta las patas. Con deciros que no comí mas hasta la hora de la cena… Todos los productos de calidad y con una reposición rapidísima.
El restaurante también invitaba a comer mas y es que era muy agradable. Amplio, luminoso y super limpio. Se nota que el hotel es nuevo.
ALREDEDORES
La publicidad del hotel dice que está a un kilómetros de la catedral… yo discrepo, aunque sólo un poco. Creo que está algo más lejos, aunque no se encuentra tan apartado como pensé en un principio y es que el gps del coche nos hizo dar mucha vuelta.
Andando es mucho más sencillo. En pocos minutos llegas al parque de San Francisco y de ahí a la calle Uria y a la Catedral ya no hay casi nada, así que es un buen lugar para alojarte si quieres visitar la ciudad. El problema es que en los alrededores la mayoría es zona azul, pero si vas en fin de semana no hay problema pues el sábado por la tarde y el domingo no hay que pagar.
Además, el hotel cuenta con aparcamiento, pero me imagino que no será barato.
El Ayre Oviedo está integrado en el mismo edificio que el centro comercial Modoo, por lo que podéis pasar una jornada de compras agotadora sin problemas. En ese centro comercial hay multitud de tiendas de todo tipo: Zapaterías, complementos, moda, joyerías… y zona de restauración, por si queréis picar algo sin tener que alejaros mucho.
A mí me pareció una zona tranquila y segura, perfecta para dejar el coche en la calle si encuentras sitio.