Antes de probar esta mascarilla no era muy partidaria de este tipo de productos. Me parece un poco engorroso ponerte un producto en la cara, dejarlo un rato y después quitarlo. Realmente si que es pesado, pero la piel que te deja es una gozada: Luminosidad y suavidad total, así que merece la pena.
La recomendación de uso creo que es una vez por semana. Yo lo hago 2 o 3 veces al mes, el día que tengo tiempo de llenar la bañera y tomarme un rato para mí y es que tienes que tenerla puesta durante 15 minutos, así que necesitas tener tiempo.
La razón por la que sólo la uso en la bañera es porque para retirarla bien hay que usar bastante agua y es muy engorroso hacerlo en el lavabo. Mucho mejor bajo el chorro de la ducha.
El producto es fácil de aplicar. Simplemente hay que coger la cantidad suficiente para dejarte una fina capa en la cara y dejártelo puesto al menos 15 minutos. La mascarilla estará lista para retirar cuando se ponga blanca y un poquito dura. Yo por el color no me puedo guiar ya que estoy metida en la bañera, así que guío por el tiempo. Quizá no lo haga siempre bien pues a veces noto más su efecto que otras, aunque casi siempre noto una luminosidad especial en la piel.
Esta mascarilla ayuda a eliminar células muertas y a renovar la piel, de ahí ese aspecto que te deja, suave, lisito y limpio. De hecho el día que me la pongo noto como la crema hidratante parece penetrar más en la piel, como que hace más efecto, con lo que estoy convencida de que esta mascarilla funciona.
Lo malo es su precio. Yo creo que me costó algo más de 40 euros, aunque he de reconocer que me la tengo hace mas de 4 meses, y me queda poco menos de la mitad, así que no es tan caro, aunque si lo sumas con todos los productos cosméticos que al final usas, pues te dejas una pasta.