Los recuerdos que guardo de esta agua de colonia no son demasiado buenos. A modo flash, podríamos decir que suena a garrafón de litro, barbería de barrio y macho ibérico fumador de celtas sin filtro.
Su aroma que otrora me resultara sinónimo de hombría y modernidad, hoy me embriaga a tufillo a mercadillo y a desmelenado cutrerío.
Su líquido de color oro en el interior de un bote de cristal transparente exclusivamente interrumpido por su etiqueta dorada y chocolate, hoy reposa sobre un frasco de plástico coronado sobre un tapón blanco. Casi el mismo diseño que hace 30 años pero con el moderno envoltorio del plástico, en ambos casos de a litro.
Para los curiosos, decir que alberga en su interior notas amaderadas y especiadas, hoy totalmente demodé.
El precio del litro de esta agua de colonia está alrededor de los quince euros, con lo que se trata de una fragancia de uso diario y diurno. Claro está, si eres capaz de soportar su añejo tufillo y no te importe lo que piensen los demás.