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mano5chi
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Acerca de:Tommy Hilfiger Hilfiger Est. 1985 Eau De Toilette
Ventajas:Frangancia muy fresca, discreta y duradera
Desventajas:Tal vez el marcado toque cítrico inicial
Por mucho que nos enorgullezcamos de hacer hincapié en nuestra racionalidad, en el fondo, no hemos abandonado (ni abandonaremos jamás) el pensamiento mágico.
Más allá de nuestra inteligencia, más allá de nuestro esfuerzo, no hay cosa que nos guste tanto que pensar que existen fuerzas trascendentes que rigen caprichosamente nuestros destinos y que pueden ser conjuradas en nuestro favor mediante cierto tipo de objetos especiales. Cualquiera que haya confiado el resultado de un examen a sus calcetines enormemente sudados y con algún tomate de la suerte alguna vez en su vida, no tendrá más remedio que darme la razón.
Siendo, como somos, animales sociales, tampoco es de extrañar que varias plumas de ese deslumbrante pájaro dorado que llamamos fe, estén consagradas a los elixires. Imaginad a una anciana vestida de negro, pelo enmarañado y un ojo más saltón que otro que pasa su tiempo removiendo un burbujeante caldero en una gruta mientras espera nuevos clientes. Unas cuantas gotas de esto, suele decir la buena mujer, y tendrás a todos los hombres (o mujeres) que desees. Un chorro de esto otro, murmura con su boca desdentada, y serás el individuo más popular de la ciudad.
Naturalmente, los fabricantes de perfumes explotan esta fe nuestra en pócimas mágicas para vendernos el perfume más caro y molón que podamos permitirnos. Y lo jodido es que la magia de los perfumes funciona, funciona de verdad, porque más o menos todo el mundo cree. Una vez que elegimos de corazón una fragancia concreta, si realmente depositamos en ella nuestras esperanzas, nos ayudará a cumplir nuestros objetivos, cualesquiera que estos sean. O por lo menos, atribuiremos nuestros éxitos al elixir, lo que viene a ser lo mismo.
Así que, a pesar de mi pertenencia al sexo masculino, dejadme adoptar, durante el tiempo que dure la lectura de esta opinión, el papel de bruja. Tengo mi bola, tengo mi gato y los restos de la cena de ayer pueden pasar perfectamente por ojo de tritón. Lo malo es que sólo conozco un elixir, pero es bueno. Lo prometo. Y funciona.
Responde al nombre de Hilfiger Est. 1985 y es una fragancia para hombres lanzada en el año 2008 por la empresa del señor Tommy Hilfiger, una corporación cuyo principal negocio es la comercialización de ropa pero que tampoco hace ascos a las joyas ni a los perfumes.
El frasco que, en este momento, anda por alguna de mis estanterías tiene una capacidad de 100 mililitros y muestra un diseño remarcable. Se trata de un cubo de cristal grueso, de siete centímetros de lado y cuatro de fondo (lo bastante pequeño y robusto para meterlo en la maleta sin miedo), cuyas aristas sobresalen un poquito con respecto a las caras de la figura.
La cara frontal del cubo aparece ocupada en su totalidad por una fina lámina de acero bruñido con cuatro falsos remaches, a la manera de una matrícula de coche americana, y la inscripción del nombre del perfume en su centro.
La parte superior del frasco viene rematada por un tapón de acabado metálico, igualmente bruñido. Está decorado con un par de líneas finas en su base y con las iniciales TG, entrelazadas, en la cara superior. Una vez retirado este tapón, queda a la vista el clásico vaporizador que suele utilizarse en todas las marcas de perfume de cierta calidad.
El líquido de su interior muestra una tonalidad azul muy suave lo que, unido a las líneas fuertes y marcadas del frasco y a la utilización de un acabado de acero bruñido que hace pensar en coches y/o en trabajos pesados, proclama a los cuatro vientos que es un producto para hombres. Para hombres elegantes, prácticos y decididos, diría yo. Modestia aparte.
La fragancia posee un marcado estilo clásico. Según sus creadores, la nota inicial contiene bergamota, mandarina, pomelo rosa, junípero, romero y papaya. La nota media está formada por cúrcuma, madera de caobo, rosa de té blanco y aroma a piel cálida. Mientras que la nota baja consiste en ante, madera de sándalo, jara, papaya, haba tonka y cashmere wood.
Todo esto está muy bien, pero como la mayoría de los europeos no hemos olido un haba tonka o madera de sándalo (por ejemplo) en nuestra vida, permitid que os cuente las impresiones que me transmite este perfume. La parte inicial se hace muy robusta, con marcadísimos toques cítricos que hacen que cosquillee la nariz. Después de unos minutos, a medida que se desvanece el impacto cítrico, el perfume se dulcifica en grado sumo, alcanzando una estabilidad que recuerda el aroma del after-shave (conste que no lo digo por desprestigiar) sin que podamos asociarlo con ninguna marca; supongo que eso del aroma a piel cálida estará haciendo lo suyo. Al cabo de unas cuantas horas, el aroma que se queda como un fantasma en nuestra piel alcanza una suavidad todavía mayor, con ligeros toques florales, pero sin perder por completo la asociación que acabo de mencionar. Se trata de un perfume muy fresco que evoca, en un plano más simbólico, a un hombre de mediana edad, atractivo y elegantemente vestido según un canon clásico. De aquí podéis sacar todas las asociaciones que se os ocurran: firmeza, control de la situación, etcétera. Esta es la parte más importante de la magia.
La persistencia del aroma ronda el intervalo de entre 8 y 12 horas, lo cual está muy bien porque, a excepción de la etapa inicial, el perfume se comporta con una suavidad y discreción digna de elogio. Se trata de una fragancia que ni nos saturará a nosotros ni a los que están a nuestro alrededor. Un aroma definido del que no nos cansaremos.
Dicha discreción aromática se traslada, con toda naturalidad, a su comportamiento con nuestras prendas de vestir. Y es que, a menos que se derrame con auténtica profusión sobre nuestra camisa, puedo asegurar que el Hilfiger Est. 1985 no deja mancha.
Se puede encontrar en frascos de varios tamaños. Treinta, cincuenta o cien mililitros, con un precio de unos 33, 42 y 53 euros, respectivamente. Un rango normal en el mundillo de los perfumes.
La verdad es que no se hace demasiado caro. Si elegís el tamaño grande y le dais un uso moderado, tendréis perfume de sobra para varios meses. Y una vez que las primeras gotas de poción caigan sobre vuestra piel, no habrá fuerza, ni en este ni en los otros mundos, capaz de frustrar vuestros deseos. Abracadabra.
Más allá de nuestra inteligencia, más allá de nuestro esfuerzo, no hay cosa que nos guste tanto que pensar que existen fuerzas trascendentes que rigen caprichosamente nuestros destinos y que pueden ser conjuradas en nuestro favor mediante cierto tipo de objetos especiales. Cualquiera que haya confiado el resultado de un examen a sus calcetines enormemente sudados y con algún tomate de la suerte alguna vez en su vida, no tendrá más remedio que darme la razón.
Siendo, como somos, animales sociales, tampoco es de extrañar que varias plumas de ese deslumbrante pájaro dorado que llamamos fe, estén consagradas a los elixires. Imaginad a una anciana vestida de negro, pelo enmarañado y un ojo más saltón que otro que pasa su tiempo removiendo un burbujeante caldero en una gruta mientras espera nuevos clientes. Unas cuantas gotas de esto, suele decir la buena mujer, y tendrás a todos los hombres (o mujeres) que desees. Un chorro de esto otro, murmura con su boca desdentada, y serás el individuo más popular de la ciudad.
Naturalmente, los fabricantes de perfumes explotan esta fe nuestra en pócimas mágicas para vendernos el perfume más caro y molón que podamos permitirnos. Y lo jodido es que la magia de los perfumes funciona, funciona de verdad, porque más o menos todo el mundo cree. Una vez que elegimos de corazón una fragancia concreta, si realmente depositamos en ella nuestras esperanzas, nos ayudará a cumplir nuestros objetivos, cualesquiera que estos sean. O por lo menos, atribuiremos nuestros éxitos al elixir, lo que viene a ser lo mismo.
Así que, a pesar de mi pertenencia al sexo masculino, dejadme adoptar, durante el tiempo que dure la lectura de esta opinión, el papel de bruja. Tengo mi bola, tengo mi gato y los restos de la cena de ayer pueden pasar perfectamente por ojo de tritón. Lo malo es que sólo conozco un elixir, pero es bueno. Lo prometo. Y funciona.
Responde al nombre de Hilfiger Est. 1985 y es una fragancia para hombres lanzada en el año 2008 por la empresa del señor Tommy Hilfiger, una corporación cuyo principal negocio es la comercialización de ropa pero que tampoco hace ascos a las joyas ni a los perfumes.
El frasco que, en este momento, anda por alguna de mis estanterías tiene una capacidad de 100 mililitros y muestra un diseño remarcable. Se trata de un cubo de cristal grueso, de siete centímetros de lado y cuatro de fondo (lo bastante pequeño y robusto para meterlo en la maleta sin miedo), cuyas aristas sobresalen un poquito con respecto a las caras de la figura.
La cara frontal del cubo aparece ocupada en su totalidad por una fina lámina de acero bruñido con cuatro falsos remaches, a la manera de una matrícula de coche americana, y la inscripción del nombre del perfume en su centro.
La parte superior del frasco viene rematada por un tapón de acabado metálico, igualmente bruñido. Está decorado con un par de líneas finas en su base y con las iniciales TG, entrelazadas, en la cara superior. Una vez retirado este tapón, queda a la vista el clásico vaporizador que suele utilizarse en todas las marcas de perfume de cierta calidad.
El líquido de su interior muestra una tonalidad azul muy suave lo que, unido a las líneas fuertes y marcadas del frasco y a la utilización de un acabado de acero bruñido que hace pensar en coches y/o en trabajos pesados, proclama a los cuatro vientos que es un producto para hombres. Para hombres elegantes, prácticos y decididos, diría yo. Modestia aparte.
La fragancia posee un marcado estilo clásico. Según sus creadores, la nota inicial contiene bergamota, mandarina, pomelo rosa, junípero, romero y papaya. La nota media está formada por cúrcuma, madera de caobo, rosa de té blanco y aroma a piel cálida. Mientras que la nota baja consiste en ante, madera de sándalo, jara, papaya, haba tonka y cashmere wood.
Todo esto está muy bien, pero como la mayoría de los europeos no hemos olido un haba tonka o madera de sándalo (por ejemplo) en nuestra vida, permitid que os cuente las impresiones que me transmite este perfume. La parte inicial se hace muy robusta, con marcadísimos toques cítricos que hacen que cosquillee la nariz. Después de unos minutos, a medida que se desvanece el impacto cítrico, el perfume se dulcifica en grado sumo, alcanzando una estabilidad que recuerda el aroma del after-shave (conste que no lo digo por desprestigiar) sin que podamos asociarlo con ninguna marca; supongo que eso del aroma a piel cálida estará haciendo lo suyo. Al cabo de unas cuantas horas, el aroma que se queda como un fantasma en nuestra piel alcanza una suavidad todavía mayor, con ligeros toques florales, pero sin perder por completo la asociación que acabo de mencionar. Se trata de un perfume muy fresco que evoca, en un plano más simbólico, a un hombre de mediana edad, atractivo y elegantemente vestido según un canon clásico. De aquí podéis sacar todas las asociaciones que se os ocurran: firmeza, control de la situación, etcétera. Esta es la parte más importante de la magia.
La persistencia del aroma ronda el intervalo de entre 8 y 12 horas, lo cual está muy bien porque, a excepción de la etapa inicial, el perfume se comporta con una suavidad y discreción digna de elogio. Se trata de una fragancia que ni nos saturará a nosotros ni a los que están a nuestro alrededor. Un aroma definido del que no nos cansaremos.
Dicha discreción aromática se traslada, con toda naturalidad, a su comportamiento con nuestras prendas de vestir. Y es que, a menos que se derrame con auténtica profusión sobre nuestra camisa, puedo asegurar que el Hilfiger Est. 1985 no deja mancha.
Se puede encontrar en frascos de varios tamaños. Treinta, cincuenta o cien mililitros, con un precio de unos 33, 42 y 53 euros, respectivamente. Un rango normal en el mundillo de los perfumes.
La verdad es que no se hace demasiado caro. Si elegís el tamaño grande y le dais un uso moderado, tendréis perfume de sobra para varios meses. Y una vez que las primeras gotas de poción caigan sobre vuestra piel, no habrá fuerza, ni en este ni en los otros mundos, capaz de frustrar vuestros deseos. Abracadabra.
Fecha:20:20:55 18/09/11
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Categorías:Belleza y salud
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