EL ARCHIVADOR o envoltorio de lo importante.
Es el archivador de los archivadores, el clásico entre los clásicos. Y si de entre todo el material que hay a la venta es el más conocido... por algo será.
Es un archivador de dos anillas, un sistema suficiente para sujetar los papeles pero a la vez breve: ¡odio tener que meter mil anillas en mil agujeritos! Y ya cuando se me escapan varios papeles y hay que volver a meterlos... es una pesadilla de mi torpeza.
Hablando de mi torpeza, se acabaron los pellizcos de las anillas: incorpora una palanca de metal que nos permite abrir y cerrar las anillas, sin más y todas a la vez (recuerdo unos archivadores donde había que pelearse con las anillas para abrirlas y luego cerrarlas una a una).
En cuanto al forro, es de una cartulina muy resistente a la que le han puesto unas cantoneras de metal para que no se deforme. No hay quien las destroce, y lo digo ya no por el uso sino porque si intentas despedazarlas para su reciclado (un accidente con un café, sin comentarios)... se necesitan verdaderas fuerzas de superhéroe para desmontar todo el tinglado y separar metal y cartón.
El cajetin es un poco menos fuerte, el cartón es más fino y no tiene cantoneras de metal. Pero como su función es para que no se desparrame el contenido ni se llene de polvo... pues está bien.
Sólo me falta añadir que incluye una anilla para poder sacar el archivador del cajetín sin esfuerzo. Al ser de metal, no se estropea el cartón por mucho que pese el archivador.
LA EXPERIENCIA o piedra de toque.
No soy mucho de archivadores, pues no me gusta hacer agujeros en los folios y las fundas de plástico perforadas son de muy poca capacidad para mis apuntes.
Pero sí los uso para guardar los papeles importantes: las facturas, los contratos... ese tipo de cosas.
Además, en mi trabajo, a pesar de que casi todo está informatizado hay ciertas cosas que tenemos en papel: las historias clínicas de los pacientes de quirófano, que incluyen radiografías o tomografías.
Para mí es muy importante el cajetín, pues evita que se desparramen los papeles (y es que hay radiografías muy pequeñas). Además, con las prisas debidas al volumen de trabajo es importante ser eficiente: es fantástico no tener que meter o sacar mil anillas ni que sea dificil sacar el archivador del cajetín ni, ya horror de los horrores, que se desparramen los documentos por ahí.
Una cosa que me ayuda en e l trabajo es que al lado de las anillas tiene una presilla metálica que fija las fundas: en otros archivadores las fundas se iban rompiendo por las anillas al mover el archivador.
Es de una gran capacidad. En folios yo calculo que cabrá un paquete entero de quinientos, pero para mi trabajo es muy importante porque las radiografías y papeles de cada enffermo aún avultan y en ellos caben muchos pacientes. ¿Os imagináis un archivador para dos o tres? Sería una locura. Para haceros una idea, tenemos un archivador por cada letra del alfabeto: todo eso cabe (aunque para las letras másusuales, como la G o la F tenemos dos).
Y la resistencia... pues ya he mencionado. Pero preguntando en el trabajo por la antigüedad de los que tenemos, me han dicho que casi todos tienen unos diez años (alguno ha habido que ir comprando pero sustituir, ninguno). Se usan diariamente, y están nuevos: no están doblados, ni han perdido sujeción ni nada de nada.
En cuanto a la estética... pues a mí me gustan. Quizás unos archivadores de cuero (¿eso existe?) serían más profesionales, pero para guardar documentos serios me parece una opción muy formal. Ya en tu casa por todos los lunares y fluorescencias que quieras pero... hasta me parecen más profesionales que los de plástico o los de colores.
CONCLUSIÓN o ¿dónde guardo mis papeles?
Como he dicho, yo uso archivadores puntualmente: para las cosas pequeñas, y en fundas. Y me parecen perfectos, pues no sólo soportan bien el paso del tiempo sino que protegen perfecta y fácilmente mis documentos. ¿He dicho ya que el cartón no amarillea ni se decolora?
La única pega que les veo es que si vamos a andar acarreando el archivador de un lado para otro y usándolo para estudiar, con el café o las tostadas en la mano... pues vendría mejor que fuese de un material que se pudiese limpiar, como el plástico. Yo ya aprendí con lo del café, pero como en el trabajo no va a pasar y los de mi casa los consulto poco... me abstengo de cosas derramables y pegajosas cerca.
Haciendo cuentas, tiene más pros que contras. Y el precio (aunque hay que mirar bien, porque en alguna papelería me querían cobrr por uno cuatro euros) es estupendo, menos de dos euros. Yo los recomiendo... aunque en mi caso haya de invertir algo más en fundas. Y sí, los prefiero a esas carpetitas con fundas tan monas. Recomendados!