LA OCASIÓN o la búsqueda.
Cuando me mudé de casa, hubo muchas cosas que tuve que comprar. Pero siempre que me mudo hay una cosa que dejo siempre en la casa anterior y compro de nuevo: la escobilla del inodoro.
La razón es que por el precio al que van, ¡me niego a cargar con una escobilla en la mudanza!
Y me da igual que en la nueva casa haya una: va directa a la basura, sin discusión. Bueno, si el soporte fuese “bueno”, de cerámica o algo así lo único que tiraría sería la escobilla en sí pero... nunca me ha pasado. Y ya la escobilla es algo marrano como para andar metiéndola en la mudanza o, aún peor, reutilizar una de dios sabe quien. Que no, a buscar una y punto.
Soy de gustos bastante sobrios, sobre todo para las cosas prácticas, así que miré y remiré diferentes diseños. No me gustan los colores chillones, ni que tengan forma de vaca deforme ni coas muy kish. Algo sencillo, pero no cutre.
Y barato, porque treinta euros me parece una barbaridad... por muy de diseño que sea.
La parada básica es los Cadena cien, Todo a 100... o al euro, por modernizarnos. Pero o parecían perfectos para decorar un baño infantil o los soportes parecían caerse con sólo mirarlos. Y lo peor que puede pasar en el baño es que se caiga la escobilla con todo el líquido a su aire.
Así, acabé deambulando por el Ikea. No fui a propósito para buscar una escobilla, pero una vez que mis ojos se posaron en ella... No sé cómo funciona, pero al final siempre que entras en el Ikea algo te llevas. Al menos, compré más cosas muy útiles porque ¡sería de pena decir que fui al Ikea y compré una escobilla! Como si no tuviesen más cosas. Pero bueno, alguna cosilla más sí acabó en el carro.
EL PRODUCTO o el amigo del inodoro.
El producto no puede ser más básico: una escobilla y su soporte de plástico. Fuera adornos y tonterias, muy sobrio. Hay diferentes colores a la venta, pero elegí sin dudar el negro (en rojo no está mal, pero el rojo Ikea no me acaba de convencer... tiene algo que no sé qué es pero que no me gusta mucho.
¿Cumple las reglas básicas? Sí:
La escobilla es duradera y de fácil agarre. Ni pesa ni es como una pluma.
La base es lo suficientemente honda para albergarla.
El equilibrio es perfecto: ¡he visto soportes que ni se aguantaban de pie!
Económico: es para lo que es y tendría que ser precioso para que pagase más de cinco euros por uno (o más de tres, realmente). El precio: 0´60 €.
¿Cumple las reglas especiales? Sí:
El color es muy sufrido: por mucho que frotes los blancos y similares quedan que dan penita al cabo de unos meses.
La barra de la escobilla va a juego con la base. Manías que tiene una.
Aunque es de plástico, el brillo y las líneas inclinadas junto con el negro no parece cutre. No es como los de cerámica (aunque el diseño de vaca amorfa no me lega a convencer, a mi edad), pero dentro del plástico no es nada feo.
EL USO o mantenimiento y montaje.
La escobilla es para limpiar el inodoro, esto parece evidente. No tiene más usos.
El montaje es sencillo: la escobilla dentro de la base (los pelos para abajo XD) y la base en el suelo. Tachán.
La mía no tiene mucho meneo, pero siempre que limpio el baño no puedo pasar sin pasarle un buen restregón al inodoro con la escobilla. He probado muchas escobillas, y da igual el precio... se van poniendo de un feo ¡horrible! Ya no es que se decoloran sino que las cerdas se apelotonan, se disparan y se le deshilachan las puntas ¡todo a la vez! Como si un elefante la hubiese mordisqueado... a conciencia.
A día de hoy, diez meses tras la compra, sigue impecable: sin decoloración ni deformación.
En cuanto a la base, sigue impecable. A veces los colores oscuros que quedan feos, empalidecen y pierden el brillo.
En cuanto la estabilidad... perfecta. Es cierto que no resiste una patada (¿alguno la soporta?), pero podemos sacar y meter la escobila sin peligro de acabar haciendo un desastre.
Todas las semanas limpio la escobilla sumergiéndola en lejía. Sin problemas.
En la base siempre pongo un poco de fregasuelos. Las ventajas: aparte de que así algo se va limpiando la escobilla, cuando se usa ayuda a limpiar el inodoro (y un poco de aromaterapia tras usarlo no está mal) y ayuda a ambientar un poco el baño. El interior de la base aguanta perfectamente, tal cual como el día que la compré.
CONCLUSIÓN o una buena compra.
La verdad es que una escobilla no parece una gran compra, pero también es algo que no vamos a cambiar cada dos por tres y que va a estar sí o sí en cualquier baño. Así, por lo menos tiene que tener algo de estética, funcionabilidad ¡y estabilidad!
En esos tres puntos el aprobado es alto en este producto.
La verdad es que me gustó el diseño (ya estaba harta de ver cosas feísimas), con toda su sencillez y sobriedad. Decidí darle una oportunidad, por sesenta céntimos bien lo merecía. Siempre podría comprar otra cosa si fallaba. Pero tras diez meses no pienso en cambiarlo, como mucho por otro igual.
¿Lo recomiendo? Bueno, he visto conjuntos muy bonitos de cerámica, mi madre tiene a juego la base, el portarrollos, los portatoallas... ¡incluso la pileta tiene el mismo dibujo floral! Pero entre que yo no me voy a meter en tanto arreglo y que vale cerca de los cincuentas euros (y que el diseño dificulta sacar la escobilla del soporte, aggg!)... pues va a ser que no. Siguiente opción: la mía. Por todas las cualidades que he mencionado y por ese precio... sí, recomendado.