No creo que mis pies vuelvan a pisar Bombay y menos en febrero. encontraría con un clima más fresco y no con los 35º C que tuvimos que sufrir. Mi marido aguantaba mejor que yo aquel clima caluroso y el aire contaminado. Servidora casi no lo cuenta.
Por lo que sí que volvería es por la alegría de la gente. Eran pobres felices. Todos sonrientes. Te animaban desde su pobreza.
Los hoteles no están a la altura de los hoteles españoles. Allí un cinco estrellas es un cuatro estrellas tirando a malo de España.
La comida es otra desventaja. Es una comida con mucha pimienta, con mucho picante, que no te refresca nada. Afortunadamente encuentras restaurantes italianos que te pueden evitar más que una mala digestión. Yo tras las naúseas que me causó el primer menú indio que comí, me pasé a la comida italiana. Mi marido tuvo más problemas digestivos porque se atrevió a pedir una ensalada en el restaurante del hotel, cosa que no se debe hacer.
En cuanto a ir de compras no aconsejo las tiendas de marca. Son más caras que aquí. En cambio las pequeñas tiendas tienen cosas monas a precios de ganga. Fue donde compramos los regalos para la familia. Yo compré muchos pañuelos de seda en un mercadillo. Estaban tirados de precio.
Pasear por las calles de Bombay no es un placer. Hay mucha suciedad, malos olores, la playa es un desastre. Yo no me atreví ni a pisar la arena cuando vi tanta porquería.