El Hotel Santomé de Sanxenso me defraudó bastante. No esperaba lujos en un hotel donde con sólo ver la fachada ya no los esperas, pero sí mayor confort.
Los empleados dejaban mucho que desear. Cuando les pedimos más mantas porque nos moríamos de frío en la cama se nos rieron en nuestras narices. Tras repetir la petición varias veces, accedieron a suministrarnos un par de mantas más.
Comer allí era de risa. Sopa en abundancia y una cosa que llamaban picnic y que consistía en una serie de bocadillos. Optamos por irnos de restaurantes por la zona.
Encima la ubicación del hotel no es gran cosa. Necesitas un coche para ir hasta Sanxenxo, que te queda a casi cinco kilómetros. Por delante del hotel pasa un autobús, pero no tiene una línea nada buena. Te pasas tiempo y tiempo esperando en la parada.
Este hotel sólo tiene 2 estrellas. Y es mucha estrella para tan poco hotel. En la es en el personal. Allí tanto te atiende una persona la cafetería como te la encuentras en recepción. Un caos.
Nosotros íbamos a pasar una semana y tuvimos que cambiar de hotel. Era un desastre. El mobiliario de la habitación era viejo y estaba poco cuidado. Pero lo que yo no podía aguantar era el ruido de la cisterna estropeada que había en nuestro cuarto de baño. No la arreglaban y nos fuimos.
No es un hotel al que piense volver. Sólo pensar en lo antipáticos que eran los empleados da dolor de cabeza. Ni una sonrisa. No sabían nada de nada. Lo único que hacían algo bien era la limpieza. No es que el hotel estuviera como los chorros de oro, pero sí estaba adecentado, aseadito que se dice. Lo demás todo negativo.