Chamonix es uno de los pueblos que junto con Annecy para mi gusto, no hay que perderse si es que se tiene ocasión de visitar la Alta Saboya francesa.Chamonix descansa bajo el Mont Blanc y por eso es una zona envidiable en cuanto a la pureza del aire, paisajes, las actividades deportivas, como el esquí...
En mi paso por Chamonix tuve la suerte de alojarme en este hotel, de la cadena hotelera Mercure, con la reserva de habitaciones hecha con antelación por internet.
El hotel con una arquitectura, tipo chalé alpino se encuentra a pocos kilómetros del pueblo a unos tres o cuatro kilómetros. Mejor por supuesto es tener el coche a mano, pero sino, del mismo hotel, sale un autobús hacia el centro. También el hotel se encuentra a unos 5 minutos de los teleféricos de Aiguille du Midi y el tren al Mer de Glace.
Dentro de lo que es hotel, se puede disfrutar de muchos servicios están la Sauna, Piscina interior climatizada, el yacuzzi, con vistas exteriores, un lugar para juegos infantiles, Billar... En realidad todos los espacios son muy acogedores, a lo que contribuye el personal del hotel, que en todo momento se muestra encantado de ayudar al que allí se hospeda.
También se puede disfrutar de conexión a internet Wi-Fi en todas las instalaciones de forma gratuita y el parking también es gratuito.
Algo importante es que se pueden llevar mascotas.
Los dormitorios son espaciosos, confortables y con una decoración actual. Cama amplia, sillones, mobiliario funcional, tienen televisión de pantalla plana con vía satélite y también aire acondicionado. El cuarto de baño en la habitación es amplio y totalmente cuidado y equipado. Su limpieza es otra nota favorable que apuntar para la elección de este hotel.
Aunque no tuve oportunidad de probar el desayuno y la comida ( me quedé con las ganas) las opiniones al respecto eran buenas (aunque no puedo testificarlo con mi propia experiencia) y desde el restaurante también se podía apreciar la belleza del Mont Blanc.
La verdad, es que tuve poco para tiempo para disfrutar de actividades deportivas y otras cosas que me gustaría haber hecho porque tan solo pasé en este pueblo un par de noches, pero lo que sí pude gracias a mi alojamiento en este hotel, fue disfrutar al 100 por cien de sus maravillosas vistas a la montaña,ya que desde el dormitorio se puede contemplar el Montblanc y l'Aiguille du Midi y si no se tiene esa suerte siempre es posible relajarse antes de dormir, mirando las estrellas ya que los techos son abuhardillados.
En definitiva, una estancia muy agradable rodeada de vistas inmejorables, a un precio totalmente razonable, ya que en temporada alta, lo que es finales de julio, una habitación para dos personas, para lo que son dos noches de estancia, recuerdo que me costó sobre los doscientos cincuenta euros.