En el número 22 de la calle José Silva, una travesía de la calle Arturo Soria, se encuentra el Restaurante La Misión.
El local donde se ubica el restaurante es muy pintoresco: un chalé de dos plantas, con campanario que simula una vieja misión española en California.
A una ambientación tan estupenda, se unen un servicio esmerado y una cocina mediterránea a base de productos de calidad.
Además, durante las noches de verano, es posible disfrutar en La Misión de una terraza fantástica, donde disfrutar de una agradable sobremesa y tomar una ensalada servida en cama de gazpacho y unas originales croquetas de calamares en su tinta, mi plato favorito del restaurante, acompañadas de una copita de Rioja.
De precio, muy correcto, acorde con la calidad: unos treinta y cinco euros por persona, incluyendo postre. Recomiendo especialmente el Helado de yogur con Baileys.
Por citar alguna pega, la terraza es estupenda para la cena, pero a la hora de la comida el calor es insoportable, a pesar de los grandes ventiladores allí instalados. Dentro, las mesas del restaurante son pequeñas y están bastante pegadas entre sí para aprovechar el espacio al máximo y el nivel de ruido es demasiado alto para veladas románticas. Muy bueno, sin embargo, para comidas de trabajo.
Veredicto final: 8/10.