El Templo de Horus está ubicado en Edfú y es enorme, aunque no puedes disfrutar al 100% la visita si te llevan como a nosotros y a la mayoría de la gente que lo visita y es que es un lugar al que te llevan en todo viaje organizado a Egipto.
Quizá lo más curioso de este templo, después de llevar varios días viendo edificaciones similares, es la manera de llegar a él. Bajas del barco y te suben en una calesa, en vez de hacer el recorrido en autobús. El conductor de la calesa aprovechará la oportunidad de que vais solos, sin el guía, para pediros una propina, a pesar de que el recorrido está pagado por adelantado. Se mostrará muy simpático y parará la calesa para hacer fotos y se contentará con un euro.
Cuando llegas al templo lo más impresionante es la cantidad de gente que hay allí esperando para entrar y es que es una visita que se hace a contra reloj y es que el que antes entra, antes sale y es que justo después de la visita al templo de Edfú hay que pasar la esclusa de Esna con el crucero.
Es un templo muy grande, dedicado a Horus y es el mejor conservado de todo Egipto, lo cual no es decir mucho ya que todos están bastante bien, pero en este la sala exterior parece estar casi intacta, con todas las columnas y gran parte de las paredes talladas. Resulta realmente grandioso y sobrecogedor si consigues imaginarte como sería hace mas de 20 siglos.
Los dos puntos más fotografiados del templo son la habitación de la barca y la escultura de un águila o algo así que representa al dios Horus. La barca no se exactamente lo que representaba, algo de la otra vida, pero aun sin saber lo que es, merece la pena pararse a contemplarla porque no le falta detalle.