Lo primero que te llama la atención del Parador de Córdoba es su precio: no es nada barato comparado con lo que suele costar una noche en otros paradores. También te llama la atención lo muy concurrido que está.
Una vez allí te lo explicas porque este parador cuenta con unas excepcionales vistas. Está ubicado en una zona residencial y desde sus ventanas ves toda la ciudad.
Pero no es un cinco estrellas. Tiene sólo cuatro. ¿Merecería la quinta estrella? Por las vistas sí. Y lo mismo puedo decir por las comodidades que encuentras en él.
El parking es exterior. Eso no me agradó demasiado. Prefiero dejar mi coche bien guardado.
Nuestra habitación tenía vistas a la ciudad. Este tipo de habitaciones eran mucho mejores que las que no tenían vistas a Córdoba, tal como puede comprobar al ver la de mi suegra, quien también se alojaba en el parador. Delante de nuestra ventana había un jardín con zona de juegos para los más pequeños de la casa.
Pudimos disfrutar la piscina gracias al excelente tiempo. Estaba en ese jardín que he citado, rodeada de hamacas con sus correspondientes parasoles. Allí te sentías como una reina.
De nuestra habitación no tengo queja. Hasta pudimos disfrutar de un cuarto de baño con bañera de hidromasaje. La habitación estaba decorada de manera sobria, en marrones. El estado de conservación de muebles era excelente. Lo mismo puedo decir de los sanitarios de baño. Todo se veía nuevo.
Nos quedamos a comer en el restaurante. Nos sirvieron un rabo de toro que te chupabas los dedos. El salmorejo también estaba muy bueno, pero el rabo de toro fue de los mejores que he comido.
Lo que no me gustó fue la cafetería: estaba hasta los topes y no sólo de gente que se hospedaba en el parador sino por gente de la localidad.