Luarca fue el paraíso de nuestro noviazgo. Aún hoy nos escapamos mi marido y yo solos a Luarca para revivir los viejos momentos de felicidad cuando tenemos a quien dejarle las niñas.
Unos de mis hoteles favoritos en Luarca es el Hotel Villa La Argentina. Se trata de un hotel familiar ubicado en una del siglo XIX que mantiene todo su encanto. El hotel está regentado por los descendientes del indiano que construyó está bonita casa con unos todavía más bonitos.
Desde las galerías de nuestra habitación teníamos unas vistas preciosas del jardín. El jardín lo tienen muy bien cuidado. Lo mismo puedo decir del interior de la casa. La decoración es tal cual era en el siglo XIX. No es lujosa, es familiar, sencilla. Te hace sentir como en la casa del tío de América, como dice mi marido.
Lo que no me gustan mucho son las tumbonas que hay al lado de la piscina del jardín. Quedan como un pegote. Lo mismo puedo decir de la piscina que metieron en un adosado de la casa. Demasiado pequeña y nada bien integrada.
Nuestra cama era igualita a una cama que tenían mis abuelos. De madera con estilo de otros tiempos, pero cómoda, bien conservada. Y lo mismo puedo decir de los demás muebles de la habitación.
La última vez que estuvimos llevamos a las niñas. A Patricia le hacía mucha gracia una pequeña mecedora que había al lado del pequeño balcón. Se pasó tiempo y tiempo meciéndose.
Yo me lo pasé de cine en los jardines. Es un gusto pasear por un jardín tan bien cuidado. Está perfecto.
Para comer os aconsejo seguir las indicaciones del dueño del hotel. Siempre te recomienda restaurantes donde se come de maravilla.
Las habitaciones son todas parecidas, exceptuando una que tienen los techos más bajos. A mí me gustan las de techos altos. Las habitaciones de matrimonio suelen ser más espaciosas que las que tienen con dos camitas. En todas las que nos alojamos las ventanas daban al jardín.