El Hotel Alma está en la calle Mallorca, 271 de Barcelona. Es un hotel céntrico que no esperaba que fuera tan tranquilo como resulto ser los tres días que estuvimos alojados allí por motivos de trabajo.
Es un hotel que está muy bien cuidado. Los empleados son muy profesionales. Tiene todo ordenado, limpio, te tratan con amabilidad y siempre están dispuestos a contestar tus preguntas.
Me gustó mucho el jardín interior. Era un gusto sentarse en un banco y leer sin que te molestara nadie.
El desayuno fue estupendo. Nos sirvieron una selección de buenos quesos, sandwiches, huevos revueltos, pan, mermelada, butifarra catalana... No salías con hambre. Pero más que la variedad y la calidad de los productos yo destacaría la presentación. Te abrían el apetito con todo tan bien colocadito.
Nuestra habitación era amplia, con una decoración minimalista en blanco y negro. No había ni un solo cuadro en las paredes. La mesilla de noche parecía más una mesa auxiliar que una mesilla. La cama era grande de matrimonio, cómoda. Lo que no era nada grande era el armario. Pasé de deshacer las maletas porque a mí no me cabía todo allí dentro ni de broma.
La conexión wi fi de nuestra habitación funcionaba bien. No nos cobraron nada por ella. Todo un detalle.
El blanco volvía a predominar en un cuarto de baño poco moderno. Me recordó un poco a los baños de mi casa.
Realmente es como si estuvieras en tu casa. Así me sentí yo en el Hotel Alma. Lo mejor, sin duda, fueron los desayunos. Te ponen mejor desayuno que cena.