El Hotel Intercontinental de Bombay no es tan grande como yo esperaba cuando hicimos la reserva. Es un hotel más bien pequeño muy bien situado.
Está en primera línea de la Marine Rive. Desde nuestra habitación se veía toda la bahía. Me refiero a la segunda habitación que nos dieron, la primera nos la cambiaron. Era imposible conciliar el sueño teniendo debajo todo el trajín de la cafetería.
Nuestra segunda habitación era mucho más tranquila, lo cual no significa que fuera mejor. Los muebles seguían siendo antiguos y un tanto descuidados. El armario ni lo utilizamos. Le vi polilla por un lado y me negué a meter mi ropa en aquella cosa. La caja fuerte brillaba por su ausencia. Parece que la hubo, según me pareció entender a la camarera, pero la quitaron porque estaba estropeada y no la repusieron.
Sólo fuimos un día a desayunar. Cuando vi aquel salón de desayunos tan pequeño se me quitó el hambre. Estaba hasta los topes de gente. Encima no había mucho para desayunar. El desayuno era pobrísimo: sólo bollería industrial, café, té y un bacon que no apetecía nada por su aspecto.
No entiendo como este Hotel Intercontinental de Bombay tiene cinco estrellas. Merece como mucho tres. Ni siquiera por el restaurante de la azotea, con unas estupendas vistas al mar, le daría yo tantas estrellas como tiene.
El personal es amable. Muy simpáticos, pero poco trabajadores. No se puede comparar el nivel de limpieza de este hotel indio con el de los hoteles españoles.
La decoración es muy clásica. Nuestra habitación estaba decorada en tonos marrones. La cama era grande, bastante cómoda. La misma decoración había en las zonas comunes. A este hotel le falta luminosidad. Es muy tristón por dentro.