París es mi ciudad favorita para una escapada romántica con mi marido, pero no todos sus hoteles son mis hoteles favoritos. El Hotel Residence des Arts es un hotel que detesto. Fue entrar y casi tirarme al suelo del horror que me causó su decoración.
Este hotel ubicado cerca de Notre Dame parece la casa de Drácula tal cual. La oscuridad impera en todas sus estancias. Deben pensar sus gerentes que así le dan un toque romántico. Lo que le dan es un toque de miedo. No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si hubiéramos llevado a las niñas con nosotros. Como mínimo huían.
Nuestra habitación era igual de tétrica que el resto del hotel. Iluminada sólo por unas lucecitas que no daban más claridad que unas velas colocadas en la pared. La cama era grande, de matrimonio, pero con un colchón tan blando que parecía que habías caído en una montaña de algodón. Te hundías.
El cuarto de baño tenía el mismo estilo: oscuro y mal iluminado.
No me quedaron ganas de volver a alojarme en el Hotel Residence des Arts pese al trato cercano y familiar del personal y a lo bien limpio que lo tenían todo. Ni siquiera teniendo en cuenta que el Sena queda a unos sesenta metros de la puerta del hotel volvería yo a pisar este establecimiento hotelero. No me gustó y punto.
No nos quedamos a comer ni a desayunar. En los alrededores hay restaurantes y cafeterías que merecen mucho la pena. Además tiene una decoración mucho más alegre que la del hotel.
El hotel es un horror. Tenía un ascensor minúsculo. Pero era bajar pro la escalera, por supuesto. Era una escalera muy estrecha. Lo mismo puedo decir de los pasillos.